El tiempo pasaba lentamente. Cinco minutos después, el inspector se incorporó de repente.

Inmediatamente después le brotó suciedad de la boca.

Tenía la cara un poco pálida, pero pudo incorporarse.

“¡Volvió! ¡Realmente volvió!”.

Los otros inspectores lo rodearon para verlo más de cerca.

Después de asegurarse de que el inspector estaba completamente bien, todos estaban llenos de gratitud hacia Harvey.

En ese instante, el rostro de Bowen se ensombreció.

Miró fijamente a su hija y murmuró en voz baja: “¡No despiertes! ¡No despiertes!”.

Sin embargo, las cosas no solían salir como la gente quería.

Poco después de que el inspector se despertara, Larisa gritó de repente de forma asustada.

“¡Me dispararon! ¡Me dispararon!”.

Bowen se congeló en un instante.

“¡¿Vo... volviste?!”, exclamó él instintivamente.

“¡Padre!”.

Larisa había vuelto completamente a la normalidad. Después de reconocer el rostro de Bowen, saltó inmediatamente a sus brazos.

“¡Pensé que nunca te volvería a ver!”.