Harvey York ignoró por completo al hombre mientras miraba con curiosidad el sendero de la montaña.

Justo cuando el Director York se desmayó, la puerta trasera de un Toyota Century que llevaba allí estacionado algún tiempo se abrió de repente.

Un anciano delgado y menudo salió del coche.

Su pelo flotaba casualmente detrás de él y tenía puesta una túnica descolorida.

No mostraba ninguna emoción mientras avanzaba con paso firme.

“¡Maestro Navaja!”.

Los hombres con camisas verdes se arrodillaron al instante en el suelo después de ver al anciano.

Después de todo, era el mejor experto de la Abuela York.

‘¡Navaja!’.

Harvey echó un buen vistazo al hombre mientras se despertaba su interés.

Las leyendas decían que el propio Navaja era un Dios de la Guerra. A juzgar por la actitud del hombre, ya parecía bastante aterrador.

La mirada de Navaja se clavó en Harvey mientras se acercaba lentamente sin cambiar de expresión. Era como si solo estuviera dando un paseo.

Queenie York, que estaba