El Toyota Prado se detuvo frente al Consorcio Loxus.

Queenie hizo varias llamadas en el camino para que alguien le enviara un conjunto completo de uniforme y maquillaje en una camioneta.

Al bajar de la camioneta media hora después, se convirtió en una belleza bastante delicada.

Con su firme forma de hacer las cosas, no perdería ni un segundo para llegar al poder.

Después de hacer algunas llamadas telefónicas más, se dio cuenta de que su puesto como directora ejecutiva administrativa no era para nada bajo. De toda la empresa, ella sería considerada la segunda al mando.

Pero la autoridad financiera y del personal todavía la tenía el jefe de la casa principal, Cory York.

Queenie estaba a cargo del mercadeo.

Nadie se atrevería tampoco a oponerse a la decisión de Cory. Después de todo, él era el verdadero poseedor del Consorcio Loxus; era el presidente y director ejecutivo de la empresa.

Cory había mostrado suficiente respeto como para asignar a Queenie como directora ejecutiva admi