“Por supuesto que no”, replicó Harvey con frialdad, su rostro se veía desdeñoso.

"No tienes que participar si no estás satisfecho", respondió Teal con calma, indiferente a su rabia.

"Si estás aquí, tendrás que cumplir con mis reglas".

"¡Tengo la última palabra en mi territorio, después de todo!".

“Está bien, es suficiente. Llévate al Señor York y váyase, Señorita Clarke”.

“No discutiré contigo. Por el bien de su familia, no los pondré a ustedes dos en la lista negra”.

“Pero no habrá una próxima vez”.

Las palabras de Teal volvieron a su tono frío y distante...

Como si ella fuera la regla de oro.

"¿Esta es tu explicación?".

"¿Estas son las reglas del Templo de las Cinco Virtudes?".

Harvey se rio tranquilamente.

“¡Qué dominante! ¡Deben tener mucha confianza en ustedes mismos!”.

Parecía que Teal no escuchó las palabras de Harvey, o tal vez simplemente no se molestó en responderle. De cualquier manera, no hubo respuesta.

La sacerdotisa de mediana edad siseó: “¡Vengan! ¡Échenlo