Katy no perdió el tiempo en guiar a Harvey a las partes más profundas de la sala del gremio.

Harvey se encogió de hombros y la siguió sin quejarse.

Existía la posibilidad de que Katy estuviera planeando matar a Harvey, pero él creía que era una mujer inteligente.

Las mujeres inteligentes no se molestarían con intentos inútiles.

Pronto, los dos pasaron por el callejón fuertemente vigilado hacia un pequeño patio al estilo de Nanyang.

Justo cuando los dos entraron, una mujer de piel oscura salió de la esquina del patio y rápidamente bloqueó el camino de Harvey. Su rostro estaba helado.

Parecía bastante joven, con un cuerpo delgado lleno de músculos. Ella le recordó a Harvey a un ágil guepardo.

Con solo estar de pie, emitía una inmensa cantidad de presión.

Hizo un extraño chirrido y, de repente, aparecieron insectos y se arrastraron hacia Harvey.

Harvey miró a la mujer en silencio y luego se echó a reír. Dejó escapar un pequeño indicio del aura asesina que había perfeccionado en e