Originalmente, podían disponer arbitrariamente de un camarero para hacer un asunto tan trivial como este.

Sin embargo, ¡Keith Yates decidió que quería mantener ese privilegio!

Le serviría una taza de té al mismísimo Jefe Instructor para dejar una buena primera impresión.

Keith se había estado preparando durante mucho tiempo para ese momento.

Desde el número de pasos, la frecuencia de las pisadas, el ángulo de inclinación del cuerpo, hasta la expresión facial, todos esos detalles, pues había invitado a los maestros de etiqueta más reconocidos para un entrenamiento profesional.

"¡La práctica hace la perfección!".

Keith había estado entrenando específicamente para eso toda la noche. Sí, para servir esta taza de té.

Pronto, llegó a servirle el té al Jefe Instructor con sus dos manos y mantuvo la cabeza baja. Luego bajo el té, para después saludarlo.

De acuerdo con la etiqueta, Keith no debía mirar al Jefe Instructor en ese momento.

Sin embargo, no pudo contener su curiosidad y qui