Tanto Simon Zimmer como Lilian Yates dudaron.

Ellos pensaban que vender todas las acciones de Mandy por ciento cincuenta mil dólares era una gran pérdida.

Sin embargo, se sintieron extremadamente temerosos después de escuchar la explicación de Grant.

Grant siguió sonriendo. "Tío, tía, ¿no entienden la gravedad del asunto?".

"Aunque todavía no se ha producido una oleada de reclamaciones a gran escala, ¡estimo que se producirá en dos o tres días como máximo!".

"Si siguen dudando, olvídense de conseguir ciento cincuenta mil dólares. ¡Puede que tengan que asumir una enorme deuda!".

"Les garantizo que incluso después de venderle la empresa a la familia Yates, podremos permitir que Mandy siga trabajando en ella".

"¡No tienen nada que perder!".

Sin embargo, Simon y Lilian todavía no podían llegar a una decisión.

La Abuela Yates tosió de repente y cambió de tema. "Lilian, ¿qué piensas de Grant?".

Lilian respondió rápidamente: "¡Un hombre de éxito!".

"¡Así es!". La Abuela Yates se