El reloj marcaba las ocho de la noche, tenía aproximadamente cuatro horas esperando en el departamento de Taylor, después de haberle colgado la llamada, apagó su teléfono y se dirigió hacia allí, estaba decidido a que Taylor le definiera en qué punto estaban, no estaba dispuesto a aceptar más divagaciones, todo eso pareció una buena idea en ese momento, pero ahora que se encontraba cada vez más cerca de tenerlo de frente, estaba asustado

Había pasado mucho tiempo, se supone que los sábados no trabajaba hasta tan tarde en la oficina, ¿y si no quería llegar porque sabía que lo encontraría allí? ¿Y si solo estaba matando el tiempo para que él se cansara y se fuera?, que pasaría si Taylor se enojaba de verdad con él? ¿Y que si, por sus constantes ataques de ansiedad y por sus estúpidos berrinches lo aburría y lo hacían alejarlo definitivamente sin darle una oportunidad siquiera de empezar?

Maldición la ansiedad empezó a atacar de nuevo; últimamente se repetían muy fácil y seguido, pero to