Aritz le lanzó una mirada indiferente a Guadalupe, que estaba parada al lado de la señora Aranda.

Al escuchar a Marcos, Rebeca dijo rápidamente: "Señores Aranda, hablemos de eso adentro".

Olivia no pudo evitar gritar: "¡Mamá!".

La familia Aranda era amenazante, y era obvio que llegaron para saldar viejas cuentas.

Olivia volteó a ver Guadalupe, pero inesperadamente, se encontró con que ella también la estaba mirando, la incomodidad de Olivia hizo que se pusiera rígida y se sintiera culpable.

"¡Qué demonios! ¿Cómo podía sentirse culpable viendo a Guadalupe?".

Rebeca miró a Olivia y sacudió la cabeza, sugiriendo mejor guardara silencio.

Rebeca era una mujer tan inteligente que se dio cuenta fácilmente que un ataque de ira fue lo que condujo a los padres de Guadalupe hasta ahí.

Entraron en su casa. Rebeca le pidió a un sirviente que preparara café, pero, Marcos lo rechazó de inmediato. "No necesitamos café, señora Ávila. Hemos venido por nuestra hija. Las formalidades están de más. Despué