No siguió con el tema y decidió sacar el asunto de Juliana. —He oído que Juliana al final no se fue con Paloma.—Sí. —Rodrigo asintió y luego sonrió—. Sabía que preguntarías por esto.—Sólo tenía curiosidad por saber en qué piensas. Si no, me preocuparía. —Sofía pensaba que Juliana no podía compararse con Rodrigo. Sin embargo, si a Rodrigo le acababa gustando Juliana, ella no podía hacer nada al respecto.Le preocupaba que ocurriera algo así y por eso estaba tan ansiosa por hacerle la pregunta.Rodrigo comió y miró por la ventana, como si estuviera considerando su respuesta. Sofía se puso nerviosa.Después de un rato, dijo: —En realidad, no estaba pensando en nada en particular. Sólo pensé que una niñera gratis estaría bien. De todas formas, no soy yo el que está en desventaja. ¿Por qué iba a negarme?—No eres alguien que tenga que recortar los honorarios de una niñera —dijo Sofía. Esta excusa era exagerada. Era increíble.—Bueno, pensé que sería demasiado fácil dejarla ir así. Hacer
Juliana se quedó de piedra. —¿Por qué... por qué pensaría eso?Estaba muy agitada. Realmente quería saber si Rodrigo sentía algo por ella, por pequeño que fuera.—Ahora que lo pienso, tú crees lo mismo, ¿no? Querías irte, pero luego volviste. —Rodrigo no era tonto. Las acciones de Juliana eran extrañas. Definitivamente tenía un motivo oculto.Juliana temía su mirada. Agitó las manos rápidamente. —¿Qué?—¿En serio? —Rodrigo enderezó la espalda, inclinándose hacia ella.Con la distancia tan corta, Juliana estaba totalmente aturdida. Desde aquella noche en el hotel, no habían estado tan cerca. Podía oír los latidos de su corazón, latiendo a mil por hora.En su estado de frenesí, de repente dijo: —Es verdad. Creía que te gustaba, aunque sólo fuera un poco.Rodrigo sonrió. Pero no era una sonrisa que anunciara buenas noticias.En el impulso del momento, como una mujer enloquecida, Juliana le besó en lugar de retirarse. Por un momento, Rodrigo no supo cómo reaccionar cuando el calor apret
Juliana pasó la noche de rodillas. Estaba tan cansada que se quedó dormida. Pensó que Rodrigo la regañaría duramente por la mañana, pero, cuando se despertó, él había abandonado la villa, y ella tenía una manta alrededor de los hombros.Miró la manta, sonriendo.Sofía no tenía ni idea de lo que había pasado entre Rodrigo y Juliana. Después de su comida de ayer con él, no tenía intención de inmiscuirse más. Después de todo, era algo entre ellos. Aunque a Sofía no le gustaba Juliana, no podía separarlos a propósito.No quiso darle más importancia y optó por dejar que las cosas se desarrollaran con naturalidad.Fue al hospital a trabajar. Era como cualquier día normal de hospital, pero con pacientes diferentes.A veces, cuando Sofía los miraba, se preguntaba si podría salvar a más gente si fuera más fuerte.—Doctora. —Una vocecita interrumpió sus pensamientos.Sofía bajó la mirada y vio a una niña. Su madre estaba al cuidado de Sofía.Se agachó y le dio unas palmaditas en la cabeza. —¿Qu
Al final, Sofía no pudo convencerla de que se operara. No tenía forma de solucionar sus problemas. Aunque confiaba en la operación, no podía garantizar el éxito.Por supuesto, Sofía podía pagar la operación. Sin embargo, eso no resolvería el problema. Había mucha gente como ella, y habría más en el futuro. Ella no podía salvarlos a todos.Además, cuando Sofía sugirió la idea, la madre se negó en redondo. No sabía qué hacer.Frustrada, Sofía llamó a la puerta del director.—Sofía —le dijo amablemente. Sabía que era habilidosaa pesar de su joven edad y conocía su identidad.Sofía le sonrió y se sentó. —La paciente número 23 dice que quiere el alta.El director se quedó atónito. Intentaba recordar de quién se trataba. Pronto lo consiguió. Era una madre con una niña a su lado. Era bastante memorable.—¿Por qué tan de repente? ¿No está programada su operación para dentro de dos semanas? —El director se sorprendió. Había visto su historial y sabía que la cirugía podía curarla. No era para r
Sofía salió del despacho del director. Su trabajo de hoy había terminado. Debido a su bajo estado de ánimo, abandonó el hospital para descansar en casa.Justo en ese momento, llamó Julio. Tras su estancia en el hospital, su relación había cambiado a mejor. Se ponían en contacto con frecuencia.Cuando Sofía llegó a la cafetería, Julio ya la estaba esperando.—Hace frío, ¿verdad? Toma, algo caliente. —Julio señaló el café caliente de la mesa, expresando su preocupación.Sofía asintió. Las primeras notas del invierno descendían y el viento cada vez era más gélido. Ni siquiera su abrigo la protegía. Menos mal que la cafetería tenía la calefacción encendida. Después de tomarse la taza de café caliente, el frío abandonó sus huesos y entró en calor.—Hoy has salido pronto del trabajo. Parece que no ha pasado gran cosa en el hospital —dijo Julio. Sólo quería saber más de Sofía.Sofía asintió. Estaba desanimada; tal vez fuera porque se acercaba el invierno y por lo de la madre y la hija en el h
Julio no estaba seguro de que su amor se hubiera convertido en odio. Ni siquiera estaba seguro de si era Lucía la que estaba detrás. Le había dado sus conclusiones al viejo para que se ocupara de ello.Si alguien en la Mansión César podía ser sobornado tan fácilmente, ¿había seguridad en esa casa?Julio creía que no.Ernesto tuvo la misma idea que él cuando supo que habían sobornado a alguien en la Mansión César. Si la gente de los Flores manipulaba su comida, se ocuparían de ellos.Antes de que Julio fuera a ver a Sofía, se había producido una gran inspección en la Mansión César. Probablemente muchas personas serían expulsadas.En cuanto al asesinato de Nicolás, parecía que la culpa sería de los Flores. Era su propia culpa por interferir ahora.—No me extraña que hoy hayas tenido tiempo para el café —dijo Sofía. Julio no sólo era capaz. También tenía mucha suerte a veces. No habría sabido a quién culpar si no fuera por los Flores.—Me gustaría tener tiempo para ti todos los días, per
Quizá porque Sofía aún parecía preocupada, Julio puso como ejemplo el Premio Nobel, y ella lo entendió claramente.—¿Por qué no lo fundan juntos los César y los López? Así, la bolsa de fondos será mayor y podremos ayudar a más gente. Después de pensarlo un poco, Sofía llegó a la conclusión de que los López podían unirse también. De todas formas, era su problema, y estaba agradecida a Julio por estar tan dispuesto a ayudar. No podía dejarle solo en ese proyecto.Naturalmente, Julio estaba dispuesto a colaborar con ella. —Por supuesto.—¿Qué quieres decir? —Sofía no estaba muy segura de lo que decía.—Si los César y los López colaboran, la gente va a pensar que nuestras familias quieren asociarse. —Incluso la gente pensaría que iban a casarse.Sin embargo, Julio y Sofía tenían una historia. Además, Matías aparecía cada rato al lado de ella. Esto provocaría fácilmente un malentendido.Sofía pensó que era posible, pero no le importó. —¿Crees que los César no estarán de acuerdo?—No nece
—No estoy seguro, pero es una posibilidad. —Julio tenía las mismas preocupaciones que Sofía. No creía que Lucía fuera de las que dejaban pasar las cosas. Posiblemente el incidente fue un ataque dirigido contra él.Sofía enarcó una ceja. Con una pizca de sarcasmo, dijo: —Todo es culpa de alguien por romperle el corazón y enfadarla.—No me culpes, Sofía.—Julio hizo un gesto con las manos. No quería admitir que era un rompecorazones—. Perdí mis recuerdos. Pero lo más importante es que, incluso cuando tenía amnesia, no tenía ninguna intención de juntarme con Lucía. Ella inició nuestro trabajo juntos, pero yo no tenía ninguna otra intención con ella. —Julio sintió que tenía que dejarlo claro por si a Sofía le causaba malestar.Sofía murmuró en respuesta. No sabía si se lo creía o no.Julio quiso explayarse, pero ella se apresuró a decir: —Ya lo sé. No hace falta que me expliques tantas cosas.—Eso no servirá. No tengo la obligación de explicar nada a otras personas, pero debo hacerlo cuan