Sofía había comprado un billete de avión en el aeropuerto, sin pensar que Bruno la acompañaría. Se arrepintió de haberle pedido ayuda. Tal vez podría ocuparse de Jaime sola.—Ah, bueno. Ya lo resolveré en casa —pensó.Sofía estaba en la sala de embarque esperando a que su avión llegara al aeropuerto. En ese momento, Julio le envía un mensaje preguntándole si ya ha embarcado.Ella le llamó. —¿Dónde estás ahora? —le preguntó.—En el Aeropuerto —Julio preguntó con curiosidad: —¿No te has ido?—Todavía no. Yo también estoy en el aeropuerto, sin Bruno.Julio se dio cuenta enseguida de que pasaba algo. ¿Dónde estás? Voy a buscarte.Pensó que era mejor comprobarlo en persona.—Está bien. Nos vemos en Guadalajara —Los vuelos de ambos deberían estar listos para embarcar pronto, así que no necesitaban el lío de encontrarse y luego separarse a sus puertas de nuevo.—De acuerdo entonces. Te espero en la sala de llegadas. Llámame cuando aterrice tu vuelo.—De acuerdo —Sofía terminó la llamada. Lue
El avión no tardó en despegar. Sofía cerró los ojos y descansó mientras Julio se sentaba a su lado, todavía mareado. Sabía que Sofía estaba disgustada y no quería hablar en ese momento, así que permaneció a su lado en silencio, sin preguntarle nada, aunque sentía una increíble curiosidad por su situación.Al cabo de un rato, Sofía preguntó: —¿No sientes curiosidad por lo que pasó entre Bruno y yo?—Por supuesto que sí. No quería molestarte. Parecía que tenías muchas cosas en la cabeza —Dijo Julio con una sonrisa. Había llegado a conocerla un poco más después de pasar con ella todo este tiempo.Sofía suspiró. Tenía razón. Desde que subió al avión no había deseado otra cosa que quedarse sola en un lugar tranquilo. Pero su humor se había aligerado después de un poco de paz y tranquilidad. —No es nada, en realidad creo que vio las noticias sobre nosotros, eso es todo.—No quiere que te líes conmigo, ¿verdad? —Julio adivinaba fácilmente lo que había ocurrido entre padre e hija.Resopló So
Julio y Sofía salieron del aeropuerto de Guadalajara. De vuelta en su territorio, Julio había dispuesto que les recogieran fuera.—¿Quieres volver primero a tu casa? —preguntó una vez que estuvieron a salvo en el carro.—Sí. Eso sería lo mejor —Sofía asintió. Por muy preocupada que estuviera por María, no podía hacer ningún movimiento brusco, no fuera a ser que Jaime reaccionara de forma exagerada. Podría ser más difícil rescatar a María si eso ocurría, además de que aún no había resuelto su renuncia en el hospital.Pronto llegaron a Orihuela. Sofía se bajó y se volvió para preguntar a Julio: —¿No vas a descansar antes?—No. Todavía tengo que mirar cosas en la oficina. Luego te recojo para cenar —Julio no podía descansar ahora que iban a trasladar la sede del Grupo César a DF. Tenían raíces profundas aquí en Guadalajara que había que desentrañar con cuidado.Sofía también lo sabía y estaba preocupada por él —Realmente no tienes que hacer esto, sabes. Guadalajara no está tan mal, de ve
Bruno impidió que Sofía cerrara la puerta principal.—Está bien, está bien. Dejaré de hablar de ello, ¿vale?Sólo entonces Sofía dejó de cerrarlo.—¿Por qué no vuelves primero a tu hotel a descansar? Acudiré a ti cuando necesite tu ayuda.—¿Por qué iba a necesitar ir a un hotel cuando tienes un sitio donde quedarte aquí mismo? preguntó Bruno. No había planeado en absoluto vivir en un hotel.—¿Quieres quedarte en mi casa? — Sofía no estaba acostumbrada a tener a otra persona en su casa. También era demasiado pequeña para alguien como Bruno, acostumbrado a un espacio más grande.Eso no le importaba. —¿No puedo? Tu propio padre. Sofía.—Nunca dije que no pudieras, sólo que... Mi casa es diminuta comparada con el Castillo de López —¿No debería Bruno reservar un hotel de cinco estrellas para satisfacer sus necesidades de alojamiento?Bruno negó con la cabeza. —No pasa nada. Me quedaré aquí contigo. Tu padre ha pasado por muchas cosas —Había vivido en lugares peores que éste.El hombre arr
Bruno se quedó en silencio. Tras un largo minuto, suspiró y preguntó: —Crees que nunca debí casarme con Paloma, ¿no?Sofía no dijo nada. Sí, se sentía así. Bruno no debería haberse casado con esa mujer aunque no pudiera estar con la madre de Sofía.¿No podía haber esperado a tener lo necesario para volver a por su madre?Si los sentimientos de Bruno por su madre no hubieran desaparecido, ¿por qué se casaría con Paloma Cruz e incluso tendría un hijo con ella?—Después de que se llevaran a tu madre hace tantos años, decidí amasar mi poder y recuperarla, pero no sin antes asegurarme de que te establecieras en algún lugar seguro. El antiguo patriarca me instó entonces a casarme, y Paloma me ofreció su mano. Quería tomar prestada la fuerza de su familia para asegurar la nuestra, eso es todo. Nunca pensé en tener otro hijo con ella —Volvió a suspirar—. Pero subestimé la ambición de Paloma. Me emborrachó y concibió a mi hijo sin mi consentimiento, queriendo usar eso como un arma contra mí.
Julio también se sorprendió al ver a Bruno, pero se calmó rápidamente: —Sr. López —saludó amablemente.Bruno resopló. —Puedes dejar de actuar.Julio no le caía nada bien, no sólo por su inquina con Sofía, sino por lo que le hizo a Juliana en el DF. Si no fuera por Sofía, ya habría tomado medidas contra Julio.A Julio no le disgustó la actitud del hombre.—Tengo que ser educado, señor. Usted es el padre de Sofía, después de todo.Con eso, entró en la casa y fue directo a la cocina. No era la primera vez que estaba allí. Conocía el lugar después de haber cocinado innumerables veces para Sofía.Al ver su familiaridad, Bruno se quedó sin palabras. Parecía que su hija había pasado mucho tiempo con aquel hombre.—¿No decías que no estabais juntos? —le preguntó a Sofía.—Sí —Sofía asintió—. No estamos juntos.—No se preocupe, señor. Sólo somos amigos —Dijo Julio tras asomar la cabeza por la puerta.¿Sólo amigos? ¿Le tomaron por tonto? ¿Qué clase de amigo se dirigiría directamente a la cocin
Sofía midió la expresión de Bruno, ansiosa por su respuesta: —Así que ya lo sabes. Lo que ha pasado no es culpa de Julio. A nadie le gusta la idea de casarse con un completo desconocido o que le ocurra a él.—¿Entonces por qué le gustas ahora? resopló Bruno, aún molesto porque Sofía defendiera a Julio.Sofía no sabía qué contestar. Después de un largo rato, dijo: —Lo más probable es que sea el destino.Bruno se atragantó con su propia saliva: —¿Destino? Más bien desgracia —pensó.—Sea lo que sea, sigo pensando que no son compatibles —insistió Bruno.Julio tenía muchos aspectos buenos, pero al final seguía maltratando a su hija. Eso era algo que Bruno no podía perdonar.Sofía no había pretendido cambiar su perspectiva, sólo decirle la verdad.—No tienes que preocuparte más por mí. Puedo cuidarme sola — Había elegido sus palabras con cuidado para que Bruno no se enfadara—. Deberías preocuparte por Juliana. Ya no es una niña. Es hora de que encuentres una buena perspectiva para ella, ¿
Sofía no dijo nada, sabiendo que Juliana nunca aceptaría, por ahora, al menos Ella creía merecer algo mejor, como Rodrigo, por ejemplo.Por desgracia para ella, Rodrigo no pensaba lo mismo.En ese momento, Julio empezó a colocar la comida en la mesa. Sofía se levantó para ayudarle. Descansa un rato. Voy a ayudar a Julio.Ya había hablado con Bruno. Todo lo que podía hacerse ahora era que el hombre tomara una decisión. Alguien tan inteligente como él estaba obligado a llegar a una solución beneficiosa para todos.—Está bien —dijo Julio cuando Sofía entró en la cocina—puedo encargarme yo. Ve a sentarte.—Llevo todo el día sentada —bromeó Sofía, cogiendo la fuente de carne de las manos de Julio. La dejó sobre la mesa y volvió a la cocina. Julio ya había empezado a preparar otro plato.—No necesitas hacer tanta comida. ¿Y si no podemos acabárnosla toda? —A Sofía le preocupaba que Julio se cansara. Ya había cinco platos diferentes en la mesa, y aun así, no paraba.Sabía que quería dejar una