Bruno reflexionó sobre los acontecimientos de la noche anterior en su despacho y le preocupó que Paloma hiciera un movimiento si se enteraba de la existencia de Sofía.—Encuéntrenla y envíen gente para protegerla—le ordenó a su ayudante, que estaba de su lado y, naturalmente, conocía la identidad de Sofía.El ayudante acató su orden y estaba a punto de marcharse cuando sonó su teléfono. Era una llamada de la recepción de la planta baja.Sintiéndose un poco aprensivo, respondió a la llamada y se quedó completamente atónito.Después de colgar el teléfono, miró a Bruno sentado en su mesa.—Sr. López, la Srta. Sofía está abajo y quiere verlo.Al oír eso, Bruno se quedó helado, incapaz de creer lo que oía.—¿Quién dijiste que estaba aquí?—Señorita Sofía—volvió a repetir el asistente.Incluso él se sorprendió, por no hablar de su jefe.Si no recordaba mal, Sofía no sabía que Bruno era su padre. Se preguntó por qué había aparecido de repente.Además, según la recepcionista, Sofía
Sofía hizo una mueca interna al oír sus palabras; no tenía intención de discutir con él.—Señor López, no hace falta que me cuente todo esto. Hoy vengo para preguntarle algo.—Vale. Siéntate primero. Tómate tu tiempo.Bruno no sabía lo que iba a decir, pero para él era bueno poder pasar más tiempo con Sofía.Sofía no se molestó en hacer cumplidos. Tenía mucho que decir, así que, naturalmente, tenía que sentarse y tomarse su tiempo para decir lo que quería.Con eso, se acercó y se sentó en el sofá.Bruno se dio cuenta de que había otra persona con Sofía, pero la cual llevaba una máscara, así que no podía verle la cara.Poco después, su ayudante trajo una bandeja con bebidas.La mesa frente a ellos pronto estaba llena de diversas bebidas.—No sé qué te gusta beber—dijo Bruno nervioso.Así hacía las cosas la familia López.Les sobraba el dinero y no escatimaron en mostrar su hospitalidad.Como no sabían qué le gustaba a Sofía, le prepararon uno de cada para que eligiera.—No
El Padre y la hija permanecieron en silencio durante mucho tiempo. Justo cuando Sofía empezaba a sospechar que Bruno se pondría de parte de Paloma, finalmente habló.—Te explicaré este asunto.Sofía le miró y parpadeó varias veces.—¿Qué tipo de explicación? No vas a pedirle que se disculpe conmigo, ¿verdad?Sofía pensaba que era poco probable que Paloma le pidiera perdón, y en realidad no le importaba la disculpa. ¿De qué servía un simple e intrascendente perdón que no significaba nada?—¿Qué quieres, entonces?— preguntó Bruno. Por la expresión de Sofía, se dio cuenta de que ya tenía sus propios planes.Sofía sonrió y se apoyó en el sofá.—¿De qué estás hablando? ¿Qué puede hacerte una persona corriente como yo? Aunque me eches ahora, no puedo hacerte nada, ¿verdad?Antes de venir, nunca había pensado que Bruno la defendería de verdad. Ella solo quería que él supiera este asunto para que al menos no hubiera paz dentro de la familia López.—Sofía, realmente no lo sabía. Si lo
Bruno se quedó mirando fijamente a Sofía, sin saber qué decir por un momento.—De acuerdo.Asintió con la cabeza al cabo de un rato, pero no se atrevió a pedirle a Sofía que le hiciera más peticiones.Después de todo, a juzgar por su temperamento, si él le permitiera pedir más, ella no dudaría en hacerlo. No era que Bruno no quisiera darle esas pequeñas empresas. Soólo le preocupaba llamar demasiado la atención si le daba tanto de una sola vez.Sofía acababa acabó de volver, y si le daba daría demasiado, no soólo tendría problemas para explicárselo aPaloma y Juliana, pero sino que también los demás accionistas de la familia López también tendrían objeciones.Aunque a Bruno le daba igual, no quería que Sofía se ganara demasiados enemigos de inmediato.Pensabaó que era mejor tomárselo con calma.—Haré que mi ayudante prepare los acuerdos de transferencia para ambas empresas. ¿Cuándo piensas trasladarte al castillo de López?—preguntó Bruno nervioso. No tenía ni idea de lo que su
Sofía no le metió con prisa.De hecho, se sentía un poco nerviosa porque quería saberlo todo, incluso quién era su madre y qué había pasado en el pasado. Antes pensaba que no le importaba, pero ahora se daba cuenta de que le importaba mucho.—Cuando tu madre y yo nos enamorábamos, fue una relación libre y fácil. Era una persona muy amable y me enamoré de ella a primera vista. Me había llevado mucho tiempo conquistarla. Cuando por fin aceptó, me alegré muchísimo. En aquel momento, sentí que era el hombre más afortunado del mundo.Cuando Bruno empezaba a hablar del pasado, Sofía no le interrumpió.Al recordar el pasado, no pudo evitar sentirse melancólica por todos los fatídicos acontecimientos que les ocurrieron a sus padres.Probablemente Bruno no podía imaginar lo que ocurriría más tarde.—En aquel momento, yo no era el heredero de la familia López, así que pensé que no se opondrían a nuestra relación. Tontamente decidí traer a tu madre a casa para que conociera a mis padres.A
Las emociones de Sofía se agitaron tras escuchar la historia de su padre. Miró al hombre de mediana edad que tenía delante, deseando culparle, pero sin encontrarle ningún defecto.No parecía tener elección en ese tipo de situación.¿Pero estaba realmente libre de culpa? Sofía no lo creía.Dsede su perspectiva, si Bruno quería amar a quien quisiera, debería haber luchado por el puesto de heredero.Una vez sentado en la cima de la jerarquía, nadie se atrevería a opinar.O mejor dicho, no debería importarle.Pero no lo hizo. Pensaba que sería un miembro poco importante de la familia si se negaba a luchar por alcanzar la cima.Por eso los López le controlaban tanto. Porque era tan ingenuo.¿Cómo iba una familia así a dejarle escapar de sus garras?—Sofía, me equivoqué al no haberte cuidado estos años. Entenderé si quieres regañarme o pegarme.Bruno miró a Sofía con inquietud. Nunca se había visto así en estos años.Pero Sofía era diferente. Era la hija del ser más querido. Le d
Sofía salió del López Inc. y se sentó en el carro de Julio, quien la esperaba abajo y quiería ir a buscarla varias veces, pero al final no lo hizo.No era porque tuviera miedo del López Inc. Sino porque temía afectar a los planes de Sofía.Afortunadamente, estaba bien.—¿Qué tal la discusión?— Julio arrancó el carro, preguntando aparentemente despreocupado.Sofía asintió, sonriendo.—Estuvo bien. Mi plan funcionó.Sofía consiguió obtener las empresas y mudarse a casa de los López. Su viaje no fue en vano.Luego, miró a Julio avergonzada.—Me voy a mudar a su casa esta noche. ¿Cuáles son tus planes después de esto? ¿Vas a quedarte en DF?Sabía que Julio se había precipitado por ella y se sentía culpable.Pero había cosas que tenía que hacer, así que se vio en una situación difícil.A Julio no le molestaba tanto.—Pensaba quedarme un tiempo en DF—afirmó.—A la empresa del Grupo César le va bien aquí. Me estoy preparando para ampliarla mientras las cosas estén frescas.—Cier
Julio sabía lo que ella pensaba, y precisamente por eso se sentía desgarrado.—Deberías saber que Jaime es mi amigo—Y eran muy amigos.Sofía asintió y le miró, sonriendo.—Entonces, ¿quieres decírselo?—Sus miradas se encontraron.Sofía sonreía, pero Julio no. Pasó el tiempo.No sabían cuánto tiempo.Julio sonrió exasperado.—No.Sofía levantó la comisura de los labios.—Sabía que no eras del tipo irracional.Esto demuestra claramente que el que está equivocado es Jaime.—Bueno... puede que también le estés malinterpretando. María no vive tan horriblemente en su casa como crees.Al menos hasta donde él entendía, María no se preocupaba de ser cortés con Jaime. Siguieron a lo suyo, sin que ninguno de los dos sufriera realmente.A Sofía no le importaba.—Si de verdad le gustaba, debería haberla perseguido y darle la oportunidad de elegir, no obligarla a estar a su lado con su poder.María no tenía elección. Tenía que darle la razón a Jaime o su familia sería destruida.Eso