—¿Sofía?—Yolanda gritó su nombre cuando se dio cuenta de que Sofía no respondía. ¿Podría estar ya distraída?Sofía volvió en sí torpemente. —Lo siento. Me distraje.Valerio sonrió, sin tomárselo a pecho.El asistente se había ido, dejándolos a los tres en el despacho.Yolanda hizo que Valerio se sentara antes de contarle brevemente a Sofía sus credenciales. Una vez que Yolanda hubo terminado, Sofía tuvo que constatar lo brillante que era. No es de extrañar que entusiasmara tanto a Yolanda.—Tengo curiosidad por saberlo, Sr. César. Basándome en su currículum, podría haber elegido una empresa mucho mejor. ¿Por qué eligió Mode d'Art?—Tenía que saber que era una empresa emergente, a kilómetros de distancia de otras empresas comerciales.A Valerio no le sorprendió la pregunta. Sonrió y dijo: —Entiendo sus preocupaciones, señorita Sofía. Pero creo que las personas con talento quedan eclipsadas en las grandes empresas. Por el contrario, empresas como la suya, que aún no han madurado,
Cuanto más pensaba Sofía en ello, más inquietante se volvía. Si Valerio era hijo ilegítimo de Fabián, ¿podría ser coincidencia que quisiera trabajar en Mode d'Art?No podía evitar sobreanalizar la situación. Había demasiadas coincidencias, algo no encajaba sin importar cómo lo mirara.—Si lo hubiera sabido esto antes, no habría apresurado el acuerdo—Yolanda se puso nerviosa. Seguramente ella también había pensado en sus motivos. Si realmente era hijo ilegítimo de Fabián, trabajar en Mode d'Art era un acto sospechoso.Sofía suspiró. El acuerdo ya estaba firmado, así que no podían faltar a su palabra ahora. No podían perder dinero así como así.—Está bien. Nos limitaremos a observar si tiene algún motivo oculto. No lo pierdan de vista—les ordenó Sofía. Se encargarían de todo lo que les echaran. Creía que algún día lo atraparían. Luego añadió: —Pero que no sea demasiado obvio. ¿Y si nos equivocamos? Sólo le disgustaríamos.—Lo sé—Yolanda asintió. Sin embargo, su actitud hacia Valer
Lo había dicho muy sinceramente.Sofía no pudo evitar emcionarse.Recordaba todas las cosas buenas que él había hecho por ella. No las olvidaría solo por unas cuantas mentiras.—Deberías comer. Es tarde.Sofía decidió no profundizar en el tema.Julio no se movió. Miró a Sofía con lástima y dijo: —Pensé que llegarías temprano, así que hice comida para los dos.—¿Qué?— Ahora Sofía estaba realmente sorprendida.—Sí—Julio asintió.Hablaba en serio.Sofía no sabía si reír o llorar. No sabía qué decir. No era propio de él.—Bueno, ya que lo has hecho, comaré un poco—Ella no tenía hambre, pero no quería desperdiciar sus buenas intenciones.Además, no podía verlo morir de hambre. Nunca se lo perdonaría. Lo siguió al interior de la casa y se dio cuenta de que toda la vivienda había sido reformada. Ya no estaba tan oscura como antes, ahora era cálida y acogedora. Julio la vio mirar a su alrededor y le dijo mansamente: —Antes accediste a ayudarme con la reforma. Pero luego...No tuvo q
Sofía no tenía mucho apetito para la comida de Julio. Quería hablar, pero no sabía cómo. Entonces pensó en Valerio. Preguntó con cautela: —Tu padre ha estado fuera tantos años. ¿Crees que existe la posibilidad de que tenga otro hijo? Valerio no era mucho más joven que Julio.Sofía sospechó que si realmente era hijo de Fabián, eso significaría que la madre de Fabián y Dante ya estaba enredada entre ellos antes de fugarse. Tal vez se fugaron porque se enteraron de lo del niño. Pero, claro, todo eran especulaciones.Las manos de Julio se detuvieron. No esperaba ese tipo de pregunta.—¿Por qué lo preguntas?—No mucho. Sólo me preguntaba.Sonrió, intentando no parecer sospechosa.Con el estado de ánimo de Julio ahora mismo, no se atrevía a que Julio supiera de la existencia de Valerio.Si no, se agitaría.Julio se quedó callado un rato.—No importa si lo hace. No me importa. No tiene nada que ver conmigo.No le importaba Fabián, mucho menos su hijo. Ahora mismo, sólo le importa
Sofía acudió muy temprano el día de su cita en el ambulatorio. Había una multitud de gente por todas partes.Tenía que admirar lo inteligente que era el presidente. Debido al incidente del avión, vinieron toneladas de personas. Solo tenían que averiguar cuántas de ellas acudían realmente a recibir tratamientos.A Sofía no le importó, ya que había otras filas delante de ella.La gente que llegaba hasta ella era, sin duda, gente necesitada. Pasó todo el día trabajando.Julio no estaba lejos. Su mirada siemrpre estaba puesta en Sofía, sin abandonarla ni un instante.Alejandro se sentó en el asiento del conductor. También le parecía que su presidente prestaba demasiada atención a Sofía.—Sr. César, la Srita. López está a salvo —dijo—. No tiene que vigilarla en todo momento.—¿Cómo puedes saberlo? ¿Y si está en peligro? — dijo Julio, con la mirada fija en Sofía.Alejandro sonrió amargamente. Era pleno día.—¿Cómo podría haber peligro acechando? Sólo la presionaría, Sr. César.Alej
—Señor César, también he descubierto que Valerio se ha unido a la empresa de la señorita López —informó Alejandro con sinceridad.Pensó que era extraño y que merecía la atención de Julio.Al instante, el rostro de Julio se ensombreció.No era de extrañar que Sofía le hiciera esa pregunta. Debe haber visto a Valerio y haberse dado cuenta de sus similitudes.—¿Debemos decírselo? Me preocupa que Valerio tenga malas intenciones —dijo Alejandro.Julio asintió.—Se lo contaré. Vamos a trabajar —Alejandro no dijo nada más, conduciendo el coche hacia el Grupo César.Mientras tanto, en DF, Paloma Cruz miraba fríamente a la mujer que tenía delante.—¿Entiendes tu misión?—Sí —La mujer asintió.Si Sofía estuviera cerca, se daría cuenta de que se trata de la misma mujer que le dio una paliza pero no la mató la última vez.—El fracaso no es una opción —dijo Paloma.No permitiría que Sofía volviera con los López.La mujer no dijo nada y salió de la sala de estudio. Pensó que Sofía era
Comieron en la mesa del comedor.Sofía tuvo que admitir que las habilidades culinarias de Julio estaban mejorando.Esta comida sabía como la de un restaurante de cinco estrellas.—¿Valerio trabaja en su empresa? — preguntó de repente Julio.Sofía se quedó de piedra. Le miró con incredulidad.—¿Le conoces? — Julio asintió y le habló de la investigación.—Lo mencionaste anoche, así que le dije a Alejandro que investigara un poco. No pensé que existiera un hijo ilegítimo.Sofía sonrió torpemente, sin saber qué decir. Antes sólo sospechaba, pero ahora se confirmaba.—¿Por qué trabaja en mi empresa si es hijo de tu padre? —preguntó.No podía ser sólo una coincidencia. Julio la miró, evidentemente sumido en sus pensamientos.—Creo que tiene motivos ocultos. Lo mejor es despedirle.Nunca estaría a gusto con alguien como Valerio al lado de Sofía.—Eso va a ser difícil. Acabo de firmar un contrato con él. Si le despido ahora, tendré que indemnizarle.Sofía sonrió con amargura. Se c
Después de oír lo que dijo Julio, Sofía se sorprendió. No esperaba que Julio hubiera ido ya al psiquiatra. Aunque se sentía aliviada, aún tenía algunas preocupaciones. Puesto que ya había intervenido un psiquiatra, ¿por qué seguía Julio en su estado actual? Sofía no sabía mucho de psicología, así que no hizo muchos comentarios.—Eso está bien —dijo.No insistió en que Julio acudiera al psiquiatra que ella le había recomendado. Creía que las cosas mejorarían con el tiempo, siempre y cuando siguiera viendo a un médico.Los dos no hablaron más del asunto.Después de cenar, Sofía se levantó para fregar los platos y se marchó de casa de Julio tras lavarlos.Sofía estaba a punto de darse una ducha y dar por terminado el día al llegar a casa, pero alguien llamó a su puerta con fuerza.Antes de que pudiera siquiera preguntar quién estaba allí, sonó una voz ebria desde fuera.—¡Sofía! ¡Abre la puerta! Me lo has estropeado todo. ¿Eres feliz ahora? Me divorcié de Sergio por tu culpa. Hubie