Aurora
Suelto un suspiro cuando por fin estoy en la habitación que compartí con Sebastián hace un siglo atrás, miro todo y me doy cuenta que todo sigue tal cual lo deje.
—No cambie nada, incluso tu ropa sigue ahí —sus brazos me envuelven desde atrás y recuesto mi cabeza de su hombro.
—Ya esa ropa no me quedara pero me alegro de que aun la conserves.
—Tendrás tiempo para llenar el closet otra vez —afirma y asiento a lo que dice.
—Llévame con el libro —pido.
— ¿Ahora?
—Sí, necesito verlo —suspira para soltarme, toma mi mano y salimos juntos de la habitación, se encarga de guiarme por los pasillos de la mansión llegando hasta una puerta color plata.
—La puerta es de plata —comenta colocando su mano en el panel para huellas, la puerta se corre aun lado de manera
AuroraDespierto entre los brazos de Sebastián desnuda aún estamos en la habitación a la que me trajo, me hizo el amor y por lo que veo me dejo encinta, estúpido lobo.—Solo quiero asegurarme de que vivas —su voz me hace mirarlo.—Un bebé es cosa de dos —le informo.—Lo se mi luna pero créeme que esto es algo que necesitamos para confirma tu seguridad y saber que ahora harás todo lo inhumanamente posible para cuidarte porque llevas a nuestro cachorro.—Aun no celebres, lobo.—La habitación tiene un hechizo de fertilidad, no fallo al decir que está embarazada —informa lo miro seria—No hay hechizo de fertilidad —sonríe.—Pero si uno que provoca que la ovulación se adelante y que nuestro nudo se active después del orgasmo —explica.—Estúpid
Omnisciente Los días pasaron y cada manada cercana envió a tres de sus mejores hombres para ir en contra del aquelarre Suth. Sebastián tiene miedo, teme por la vida de su luna. No quiere que nada le pase por lo que cada noche le hace el amor con la esperanza que un descendiente quede dentro de ella.—Lobito, ni aunque esté embarazada dejare de ir hasta guerra, soy un pilar y la única con el poder para destruir el aquelarre Suth —le informa Aurora mirando los ojos de su amado.—Pero si llevas un descendiente mío te cuidaras más y no arriesgarás tu vida —comenta acariciando el vientre plano de su luna, Aurora sabe que sus palabras son cierta y que nunca dejaría que su bebé pereciera durante la batalla, tampoco le importa quedar embarazada por lo que siempre es susceptible cuando su amado la toma cada noche.—Tienes raz&oacu
El silencio de las tierras de nadie lo recibe dándole una bienvenida que no esperaban.—Esto no me da buena espina —comenta Maiquel bajando del lomo de Marcio, inhala oliendo el olor de más lobos y vampiros—Tenemos compañía —murmura. Desde la sombras salen seis lobos y cuatro vampiros pero aun así Maiquel lleva la ventaja porque ellos son más.—Ya saben la estrategia, proteger el libro y a Erick —comenta Sebastián. Todos gruñen hacia los que se acercan y el que parece ser su líder avanza hacia el frente.— ¿Qué buscan los alfas reales en mis tierras?—Solo vamos de paso así que échense a un lado —ordena Maiquel cosa que no le agrada al vampiro.—Entras a mis tierras y ahora me ordenas cosas, por eso odiamos a la realeza —sus seguidores gruñen de acuerdo con sus palabras—Se
AuroraAbro mis ojos para volver a cerrarlo cuando la luz de la lámpara pega fuerte en ellos, poco a poco los abro dándome cuenta de que estoy en un hospital, supongo que el de la manada, miro al sofá que está siendo ocupado por el cuerpo de mi amado, suspiro al verlo. Se mueve hasta que despierta y su mirada choca con la mía, le brindo una pequeña sonría.—Luna —murmura somnoliento para levantarse y venir hasta mi—Me alegro de que hayas despertado. ¿Cómo te sientes? —acaricia mi mejilla con ternura.—Un poco cansada, ¿Cuánto llevo inconsciente?—Dos días pero los doctores dicen que fue por la gran cantidad de energías que has utilizado —explica haciendo una mueca.— ¿Cómo están los bebés? —sonríe.—Ellos están bien —asiento.
AuroraDos semanas después… Dos semanas pasaron desde que volvimos a la mansión y en la que los antojos, náuseas y mareos son persistente, Sebastián me complace en todo y Erick pues él lo tomo normal lo de mi embarazo, Mía lo tiene relajado y más ahora que están a la espera de saber si Mía está embarazada o no, eso lo trae ansioso y preocupado.—Amor —susurro abrazando a Sebastián que duerme de espalda a mí.—Mmmm… —hace ese sonido con su garganta para avisar que está despierto.—Tengo hambre —se gira y sé que me está mirando porque sus ojos lupinos brillan.— ¿Qué quieres mi luna y mi pequeños? &mdas
Sebastián —No te prometo nada Sebastián pero llamare a Elena para que ayude a Aurora y a tus hijos a salir de esta —informa mi padre.—Gracias —murmuro.—No hay nada que agradecer son mis nietos y mi nuera los que se encuentran en peligro hare todo porque ellos salgan bien de esta —su seriedad y seguridad en sus palabras me dan ánimos.—Iré con Aurora —asiente y salgo de la oficina para ir a la habitación donde esta Aurora dormida. El doctor la mando a reposar, su condición humana la hace vulnerable por lo que debe cuidarse. Observo su rostro sereno mientras duerme con su mano sobre su pequeño vientre—Diosa luna no, nos desampares —pido.(…)Las horas pasan rápido y no me separo en ningún momento de Aurora, mi padre me informo que Elena llegara en tres días para poder darn
Sebastián —Yo no puedo hacer por ustedes, sus bebés no se aceptan y yo como bruja solo puedo hacer que uno de ellos sea débil cosa que sería arriesgado porque sería más fácil para el otro acabar con el que invade su territorio —en su cara se forma una mueca y sus ojos muestran la tristeza que siente al no poder ayudarnos—Pero hace unos siglos atrás un alfa pasaba por lo mismo escuche que el ordeno a sus hijos aceptarse y compartir —añade—No es mucha información la que tengo de eso pero puedes intentarlo, eres un alfa real hazlo en tu forma de alfa real tal vez sea más efectivo —murmura.—Gracias Elena —ella hace un ademan con su mano.—No es nada, espero que sus bebés nazcan sanos —nos mira a Aurora y a mí para luego levantarse |hace una reverencia y sale de la oficina.— ¿Cu&
AuroraEl calor sofocante me lleva a despertar encontrándome entre los brazos de Sebastián y su cuerpo pegado al mío. Esta caliente como si tuviera fiebre pero sé que esto no es fiebre por la presión que siento en mis nalgas de su erección, está en celo. Me giro entre sus brazos y me sorprendo al verlo despierto con sus ojos totalmente oscurecido, sonríe mostrando sus caninos.—Luna estaba deseoso de que despierte —ronronea subiendo sobre mi cuerpo.—Estas en celo —murmuro acariciando su mejilla caliente mientras que el ronronea por mi caricia, sus manos se pasean por mi cuerpo el cual se encuentra desnudo.—Míos —gruñe, gimo al sentir sus dedos torturar mi clítoris hasta que mi centro se humedece, su dedos dejan de torturarme y lo lleva su boca—Deliciosa —ronronea y siento como se desliza en mi interior, su miembro