Capítulo ciento cuarenta y uno - Un divorcio

Ubicación: la isla de «Los superiores»

Lisandro y Tania regresan a casa después de la fiesta, y él no le dirige ni una palabra en todo el camino. Al llegar a la mansión, Lisandro le pide a una de las empleadas que llame a la médica.

—Lisandro, estoy bien —indica Tania, suponiendo que la petición era para ella.

—Nada está bien, ese maldito abusó de ti y dejé que ocurrirera —responde él, furioso. Aunque su rostro permanece impasible, Tania conoce bien sus emociones.

—No nos hagas esto —le suplica, consciente de lo que está por venir.

—Necesito hablar con alguien. ¿Puedes darme espacio? —pregunta Lisandro, y ella siente un escalofrío al pensar que la está dejando.

—No, no lo hagas. Por favor, quiero estar a tu lado. Estoy bien, no me hizo daño —insiste Tania.

—Tania, necesito estar solo —responde Lisandro con seriedad, y cierra la puerta de su oficina, dejándola fuera. Tania golpea la puerta con fuerza, pero él no abre.

Confundida y herida, Tania se pregunta por qué Lisandro se culpa a s
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