PASIÓN DESMEDIDA

JULIA

Quise refutarle algo, pero me vi atacada nuevamente por su boca, ¡rayos este hombre sabe como elevarme al máximo nivel!, quería ahogarme, perderme en ellos, en él, así que solamente me dejé llevar, le correspondí de tal forma que comencé acariciarlo, sentir nuevamente como vibraba con mi toque era algo surreal, fueron muchas noches en velas imaginándomelo así, sabía que lo estaba lastimando pero si a él no le importaba, mucho menos a mí, así que abarqué con mis manos todo ese hermoso torso hecho por los mismos Dioses del Olimpo, subía y bajaba mis manos por él mientras nos besábamos, aunque estaba aprisionada entre su cuerpo y el sofá no podía dejar de tocarlo, su duro miembro lo sentía en mi abdomen, quería liberarlo de la prisión en la que estaba, pero el detuvo mis manos aprisionándolas y colocándolas encima de mi cabeza, ¡carajos!, él bien sabe que cuando hace eso me desespero tanto.

—¡Tranquila pequeña, ya tendrás tiempo para acariciar lo que es tuyo, lo q

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