"Rae", lo escuché llamar detrás de mí cuando habían pasado unos minutos. No estaba segura de hacia dónde me había dirigido, simplemente avanzaba en silencio mientras ganaba más tiempo para pensar. "Rae, espera un segundo", volvió a llamarme. Maldita sea. Me detuve y me giré hacia él, sin saber q
"De acuerdo, entonces...", dije lentamente. "Es por aquí". Y con eso, comenzamos nuestro viaje a la casa de Zac. La suerte estaba aparentemente a nuestro favor, ya que llegamos antes de que empezara a caer la tormenta. Cuando llegamos a la entrada, apenas había empezado a llover y la amenaza de tr
"¿Allison...?". Kieran repitió, con cautela. "¿Cómo podría Allison tener ese tipo de capacidad?". Clarissa llevaba un buen rato explicándoselo todo a Kieran. Todo, desde su conexión con Selene, hasta lo que desencadena el final. Y... también sobre mí. Él lo había estado asimilando todo en silenci
"Así es. La superficie se secó y ahora el río está dividido en diferentes secciones, el lago siendo el cuerpo más grande que queda. Fue en esa agua donde Selene forjó una espada de plata, imbuida con su esencia vital de cuando se ahogó. Esa espada fue el primer objeto de plata bendecido de la histor
Solté un suspiro. "Em... Noah Kennedy. Su hermano era un contrabandista que trabajaba con tu tío, Sterling. Él ayudaba a transportar los supresores de plata". "¿Sterling utilizó un contrabandista humano?". "Creo que fue más bien mi padre quien los contrató", dije, encogiéndome de hombros. "Dudo qu
"Te encontré", dijo Kieran un rato después. Después de hablar con Zac, yo había subido al tejado, con la esperanza de pensar y reflexionar a solas un rato mientras Kieran se duchaba. De momento, la tormenta solo se veía a lo lejos, ya que había caído con más fuerza durante la conversación anterior.
"Kieran...", susurré, apenas capaz de pronunciar una palabra. Por dentro, sentí que me ahogaba. "No eres un 'diablo', Rae... Solo estás confundida y no te culpo. Estás atravesando un infierno con el peso de miles de vidas sobre tus hombros, por no mencionar que lo haces mientras voces por todas pa
Yo... Ella era... yo. Y yo era ella. No un "eso" o una "bestia", como me refería a ella con frecuencia... sino simplemente una parte de mí. Pero, aunque éramos iguales... ella tenía su propia individualidad. Sus propios sentimientos. Una extensión o manifestación de mis emociones más profundas.