Sin embargo, fueron las dos personas de la esquina las que más me llamaron la atención. Las únicas dos que no miraron inmediatamente en mi dirección cuando entré. Myra y Cai. Hablaban animadamente entre ellos, completamente absortos en su pequeño mundo. Una escena que siempre me alegraba ver. Bue
Punto de vista de Marchia . ‘Los Demonios de la Neblina'. Eso era lo que me habían dicho al crecer, al menos. A diferencia de cualquier otro territorio del país, si no del mundo, se les consideraba como algunas de las personas más peligrosas que uno podía conocer. Una fuerza con la que no querr
Y entonces, ¿qué mejor manera de deshacerse de su única competencia que enviarla en una misión suicida? ¿Al lugar que todo el mundo temía pisar? Ese día iba a ser un momento de victoria para mi manada sin importar el resultado. O aseguraba el trato con el Consejo de la Neblina Plateada... o moría e
Sabía de qué estaba hablando. Era el día en que se había emitido la notificación. La cual tenía escrita "Sométanse". No había segunda opción. La autoridad de una Santa era innegable. Nuestra manada se vio obligada a doblar la rodilla ante ella, incluso a costa de nuestras alianzas anteriores. Y no
Sin embargo, después de observar cuidadosamente su rostro, no vi ningún rastro de que estuviera agotada en lo más mínimo. "No puede ser...", oí decir a Félix a mi lado. "No esperaba verla nunca". "¿Quién es?", le susurré de vuelta, pues sus palabras despertaron mi curiosidad."... Creo que es la o
"No, tienes razón", dijo Ariadne, sacando a su hijo de los brazos de Alfa Aleric para colocarlo de vuelta en los de Myra. "Tenemos trabajo que hacer... ¿no es así, Aleric?".Y el hombre entonces refunfuñó y se dio la vuelta para regresar a su asiento. "Si son sólo tres... ¿Cuál es la historia del ú
¡¡Importante!! Es necesario haber leído hasta el Capítulo 96 como mínimo para evitar espóilers. Continúa leyendo bajo tu propia discreción. Esto es sólo un corto entre Aria y Aleric durante su tiempo en la cabaña. Advertencia de contenido explícito. ~~~~ Carne... hierbas... ajo... mantequilla...
"¿Qué sucede?", me preguntó, y su otra mano se aventuró a pasar el dobladillo de mi ropa interior. Esa inesperada sensación me hizo jadear. Me recosté contra él, fundiéndome en la sensación de placer que me proporcionaba, tomando con afán cada segundo que me ofrecía. "Aleric", gemí y giré la cabez