Habíamos vuelto a la habitación del hotel después de nadar un rato en la piscina.

-Iba a golpear al socorrista -murmuró Andrew mientras se secaba el pelo con una toalla porque acababa de terminar su ducha.

-¿Por qué? -lo pregunté desde el baño mientras usaba el secador de pelo porque también me había duchado. Apagué el secador de pelo y salí para tumbarme en la cama. Me senté con las piernas cruzadas con un jersey holgado para mantenerme caliente.

-Los ojos del maldito socorrista estaban pegados a tu cuerpo todo el tiempo, quería sacarlos de su cabeza -murmuró, antes de venir y sentarse a mi lado en la cama-. ¿Y ahora qué? -pregunté impaciente.

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