Pero enseguida me tranquilicé. Aunque no sabía por qué Edmond había cambiado de opinión de repente, me alegré de ver ese cambio y me olvidé al instante de hacer las maletas.Seguí a Edmond hasta la puerta. Caminó recto en dirección a mi manada del Bosque de Piedra y finalmente giró hacia una zona re
"Este lugar..." Miré el laboratorio asombrado. No podía imaginar que existiera un lugar así en la casa en la que había vivido desde mi infancia."¿No has querido siempre saber lo que te oculto? Aquí encontrarás la respuesta". Edmond se paró en la puerta y me miró con extrañeza.Asentí y empecé a ins
Abrí lentamente los ojos. Una gran tristeza manchaba mi corazón. Volví a mi forma humana y sujeté la cabeza del lobo con ambas manos mientras lloraba incontrolablemente. "Lo siento, de verdad que lo siento. Edmond, en realidad te olvidé".Edmond susurró: "Ari mío, te acuerdas de mí". Me lamió suavem
"Espera..." Intenté detener a Edmond, pero descubrí que mi voz era sorprendentemente ronca y que tenía la boca llena del sabor amargo de la medicina.Al oír mi voz, Edmond se volvió para mirarme. Pude ver en su mirada que aún se preocupaba por mí. Pensé que se acercaría, me quitaría los grilletes y
Algo debe andar mal. Pero Edmond no me dijo nada. ¿Qué podía hacer yo?Ah, claro. Siempre que estaba cerca de él, hablaba mucho más. Tal vez podría aprovechar eso para hacerlo hablar. La gruesa puerta metálica se abrió y Edmond caminó hacia mí con nuevos médicos detrás de él.Edmond asintió a los m
Edmond se detuvo de repente. Se apartó de mí y la atmósfera romántica que nos rodeaba desapareció."¿De verdad tienes que preguntarlo, Liana?" Edmond hablaba en voz baja y yo sabía que hacía todo lo posible por reprimir su lujuria.Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras intentaba besar sus labios
"¿Por qué te resistes otra vez?" Los ojos de Edmond seguían fríos."¿Crees que puedo comer así?". Bajé la cabeza y le hice un gesto para que me mirara el brazo. El lugar que acababa de cubrir con gachas calientes estaba enrojecido y tenía unas cuantas ampollas.Edmond frunció el ceño. Eso era señal
Grité e interrumpí a Martin: "¡Martin, deja de hablar!". Entonces dije fríamente: "Si eso es todo lo que vienes a decir, por favor, déjame en paz". "Liana...""¡Fuera, por favor!"Martin quería decirme algo más, pero le interrumpí. Realmente no quería enfadarme, pero mi vida de encierro casi me es