"¿Cuánto tiempo has trabajado para ellos?"."No mucho. Empecé a trabajar aquí cuando la princesa Mildred tenía dieciséis años".Algo en la distancia captó la atención de Laika, que apartó la mirada de la mujer. El polvo se levantaba en el oeste y escuchó débiles cascos de caballo. Matilda siguió su mirada."¿Qué es eso?", preguntó la muchacha."Hay gente cabalgando hacia el oeste. Tengo que ir a averiguar quiénes son"."Iré contigo"."No es necesario, no serás de ninguna ayuda allí". Laika empezó a soltar a su lobo, pero las siguientes palabras de Matilda la detuvieron."El oeste es una ruta de escape. Hay un mar al final, y estoy segura que quien planea escapar con un barco es un noble. La única persona que puede ordenar que se prepare un barco inmediatamente es el rey. Está huyendo".Laika miró fijamente a la mujer un momento, deliberando si confiar o no en ella, pero luego se dio por vencida y asintió."Haremos que Karim y Morfeo vayan a por él". '¿Karim?', llamó Laika a tr
MILDREDDolor. Un dolor agudo me sacudió la cabeza como si alguien estuviera golpeándola incesantemente con una piedra. Gemí e instintivamente me llevé la mano a la sien, intentando aliviar el punzante dolor. Cuando abrí los ojos lentamente, el mundo me pareció distorsionado y borroso. Intenté incorporarme, pero era como si la cabeza se me fuera a caer del cuello, así que volví a recostarme."Estás despierta", dijo una voz.Parpadeé varias veces, luchando por despejar la niebla de mi visión. El rostro familiar de Matilda apareció, con su característica sonrisa saludándome. Una sonrisa recíproca se dibujó en mis labios cuando me puso suavemente dos dedos en la frente, acariciándomela como si supiera cuánto me dolía. Cuando intenté levantarme, Matilda me ofreció su apoyo.Una oleada de confusión me invadió al darme cuenta que estaba de nuevo en mi habitación. Recorrí la habitación con la mirada y me fijé en Matilda, que esperaba a que hablara."Estoy aquí de nuevo", susurré. "¿Dónde
"¿Qué... qué está pasando? ¿Por qué está aquí?". Señalé al rey en el suelo, con cara de derrotado."Tiene algo que decirte", respondió Karim."Lo único que quería era mi muerte. Confié en la mujer que creía ser mi mamá todo este tiempo, pensando que estaba bajo su control, pero ambos eran cómplices"."Nunca podría hacerte daño. Eres mi hija", declaró el rey.Se me cayó la mandíbula al suelo y se me abrieron los ojos de sorpresa. La habitación parecía girar a mi alrededor. ¿De qué estaba hablando?"Lamento que hayas tenido que pasar por todos estos problemas porque oculté la verdad durante tanto tiempo", continuó. "Me vi obligado a cumplir los planes de Penélope porque ella guardaba un oscuro secreto sobre mí"."Su nombre es Camilla", intervine."Ese es el nombre que usaba. El difunto rey, el hombre que conocías como tu papá, le dio ese nombre porque tu verdadera madre era Camilla".La confusión se apoderó de mí y me esforcé por comprender la situación. Me acerqué a tropezones a
No había visto a Mildred desde que el hombre que confesó ser su padre le reveló la verdad. No sabía si podía enfrentarme a ella. Habían pasado dos días, y el palacio había permanecido en un silencio inquietante, y no la había visto. Había ensayado las palabras que quería decirle la próxima vez que la viera, pero cada hora que pasaba me resultaba más desalentador hacerlo. Así que decidí escribir mis pensamientos en una carta. Había terminado de limpiar mis armas y estaba listo para salir cuando llamaron suavemente a mi puerta. Antes que pudiese responder, Karim entró, con expresión inescrutable, espada en mano.Retrocedí con cautela y carraspeé. Sus ojos recorrieron mi alrededor antes de posarse en mí. No tenía pertenencias, solo mis espadas y mis armas."Esta vez me iré y no tendrás que volver a verme", dije.Asintió con la cabeza, sin dejar de observar la habitación. "¿Entonces, cuáles son tus planes ahora?".Era una pregunta a la que no tenía respuesta. Supongo que ahogaré mis pe
MORFEOAvancé en silencio por el poco iluminado pasillo del palacio, tan silenciosamente como pude, esforzándome por no llamar la atención ni causar ningún alboroto con mi marcha imprevista. Todos descubrirían mi ausencia al despertar. El palacio permanecía en silencio, aunque por las paredes flotaban ecos lejanos de alegres risas femeninas y una profunda voz masculina. Sabía que eran Laika y Karim. Parecían encajar a la perfección, algo que se me había escapado hasta ahora.El cielo nocturno, carente del brillo de la luna, estaba adornado con innumerables estrellas, que le conferían una majestuosa grandeza. Los guardias de la entrada del palacio no me formularían ninguna pregunta, solo que no había guardias al acecho en el portal. La única fuente de luz procedía de las antorchas que había en las paredes. La fresca brisa nocturna me agitó el pelo al bajar del porche. Las gotas de lluvia me golpearon ligeramente la cara y miré al cielo estrellado. La nubosidad nocturna había hecho dif
"Por supuesto, eso quiero", respondí con seriedad. Era todo lo que siempre había anhelado. Anhelaba pertenecer a alguien tan profundamente que había causado estragos en las vidas de Karim y Laika. "Anhelo una familia, alguien a quien volver después de los desafíos del día, alguien con quien compartir mis pensamientos. Anhelo la felicidad eterna y alguien en quien pensar cuando estoy lejos o envuelto en la guerra. Anhelo pertenecer a alguien, estar rodeado de quienes me aman de verdad. Te quiero a ti, Mildred, aunque quizás seas demasiado para mí. Quiero pasar la eternidad en tus brazos".Mis palabras fueron precipitadas y parecieron sorprenderla, porque se quedó mirándome boquiabierta. No estaba seguro si había hablado demasiado o si mis palabras eran un enredo en mi cabeza. Ni siquiera recordaba lo que acababa de decir. Mildred se recuperó al cabo de un momento y se acercó más a mí."Estoy muy enfadada contigo, Morfeo, por intentar marcharte sin una palabra"."Lo siento", dije con
MILDREDDurante dos días me encontré entre emociones contradictorias con respecto a Morfeo, así que me distancié de él durante ese tiempo. La decisión entre perdonarlo o dejar que se fuera de mi vida para siempre pesaba mucho en mi mente. Era el que más me había hecho llorar desde que lo conocí, pero no sabía si podría perdonarme a mí misma si Morfeo volvía a una vida llena de culpa y seguía castigándose. Por muy enfadada que estuviera con él, no podía negar el fervor que me aportaba, y no podía anular todo lo bueno que hizo por mí por un error que cometió en el pasado. Aunque sabía que debía haberme protegido para aliviar su sentimiento de culpa. Ansiaba volver a estar con él. Así que, aquella noche, tomé la decisión de verlo, una elección que más tarde agradecería. Casi habría perdido a Morfeo si hubiera llegado un minuto más tarde.Al acercarme a su habitación, escuché la voz de Karim. Su sincera reconciliación me hizo llorar. Me alejé y esperé en el porche a que terminaran su reu
Sus ojos no me intimidaron, sabía lo que significaba que se oscurecieran. Enterró el rostro entre mis piernas y, cuando su lengua recorrió mi palpitante humedad, un rápido escalofrío recorrió mi sangre, mis pensamientos se nublaron y mi pierna se tambaleó, pero él me agarró de las caderas, manteniéndome en mi sitio."Morf-"."¿Debería parar?". Su voz era tan áspera que casi me vengo."¡No!". Nunca había sentido tanta desesperación y pánico.Morfeo pasó su lengua por mi entrepierna. Gemí, un sonido líquido de placer. Me agarré a su pelo, apretando su rostro contra mí. No podía volver a callarme, y si no fuera por el insignificante repiqueteo de la lluvia, estoy segura que los guardias habrían salido corriendo a rescatarme. Mientras me acariciaba con su lengua, me sentí llena hasta el punto desesperado de la explosión. Luego, los estremecimientos, el desgarro, la convulsión y un torrente de líquido caliente. Morfeo lamió mi jugo y mi cuerpo se derritió. Se enderezó por completo, con