LAIKA

El cielo era un manto oscuro sin luna ni estrellas, así que hice una fogata en el patio y me paseé alrededor de ella, esperando a que Karim apareciera, pero no se había acercado a la casa durante el día, ni tampoco Morfeo. Sekani no ayudó con la información que dio sobre Karim yendo al palacio.

Morfeo estaba allí, y no podía dejar de preguntarme si se habían vuelto a pelear en palacio. Necesitaba hablar con Karim. Por alguna razón, no creía que hubiera matado a la princesa, y quería hacérselo saber. Quería confiar en él, y quería decirle que no había nada entre Morfeo y yo.

Tenía que hacérselo entender, y no me opondría a él. Si eso significaba regresar con él, me arriesgaría. Unos pasos me hicieron apretar los labios y mirar en la oscuridad hasta que mis ojos se acostumbraron a la figura que se acercaba a mí. Casi puse los ojos en blanco cuando descubrí quién era.

Claudia se detuvo frente a mí con una gran sonrisa en la cara. Suspiré y me dejé caer en el sillón del patio.