LAIKA

Salí corriendo de la tienda sin mirar atrás ni pensar en lo que todos pensaban de mí. Karim acababa de golpearme y no me lo podía creer. Jago entendió mi lenguaje corporal y supo que quería que me dejaran en paz. Pero Morfeo no lo entendería, hiciera lo que hiciera. Ni siquiera quería ir a su tienda y ofrecerme voluntario porque no quería que empezara a hacerme preguntas que no estaba preparado para responder.

Pero por mucho que le evitara, parecía estar en todas partes. Me lo encontré cuando iba a buscar un lugar apartado. No quería volver al arroyo porque allí me encontrarían rápidamente. Me adentré en el bosque con la esperanza de llorar a moco tendido, pero una gran mano me agarró por detrás y, cuando me giré, vi a Morfeo allí de pie.

No sabía si enfadarme o no. No podía mentir diciendo que estaba bien porque mi cara manchada de lágrimas me delataba. Examinó mi rostro con el ceño ligeramente fruncido.

"Te ha vuelto a hacer daño", dijo con calma, pero oí la rabia en su