Capitulo 39

-No te ves muy bien-, me dice Ezekiel cuando entro en mi oficina. -¿Cuánto dormiste anoche?-

-¿Dónde está mi café?-

-Allá.- Señala la copa.

Levantó la tapa. Oler. La cantidad justa de canela y crema. Empujándolo hacia él, le ladró: -Tú lo bebes primero-.

-¿Disculpe?-

-Esperaré para asegurarse de que no mueras y luego lo tendré-.

Los ojos de Ezequiel se abren como platos. Entonces empieza a reír.

Lo miro. -¿Qué es tan gracioso?-

-Nada señor.-

Mi ceño es extra oscuro porque me está mintiendo.

Ezekiel pone una nueva pila de carpetas en mi escritorio. -La señorita Jones devolvió la tarjeta de crédito de la empresa junto con las facturas y recibos organizados. ¿Quiere que los archive?

-No. Deja que ella lo haga.

-Se lo haré saber-. Se aclara la garganta. -¿Estás listo para la reunión?-

-Sí.-

Me levanto de mi silla y tiró el café del borde de mi escritorio.

Con pinchos o no, estoy en muy malas condiciones para ir a esa reunión sin un poco de java. Ezekiel puede hacerles saber a los federale
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