Capitulo 28

Las lágrimas pinchan la parte de atrás de mis ojos. Se siente como si una parte de mí se estuviera muriendo. Mi juventud. Mi ingenuidad. La parte de mí que todavía creía en los cuentos de hadas.

Tiro la caja lejos de él. -¡Dije que lo tengo!-

Drake aguanta de todos modos.

Un fuerte desgarro resuena en la habitación. Los libros caen en cascada desde el fondo de la caja y caen al suelo con un ruido sordo. Las cubiertas se abren, aplastando las páginas y formando pliegues irreversibles.

Globos de terror en mi pecho. Atesoro estos tomos. Ni siquiera he marcado una página doblando la oreja. Los libros esparcidos son peores que los cristales rotos. Las páginas aplastadas son una sentencia de muerte. Estos libros nunca se cerrarán correctamente.

-Nala, lo siento-.

-¡Volver!- le espetó. Cayendo de rodillas, recojo los libros hacia mí como niños preciosos. Alisando tantas páginas como puedo, las acurruco y me dirijo a la sala de estar.

Afortunadamente, me queda otra caja vacía. Depósito los li
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