Vittorio, con la adrenalina corriendo por sus venas, sacó a Vivienne del coche inconsciente y la cargó en brazos. Su expresión era una mezcla de preocupación y determinación mientras la llevaba hacia la acera. Enzo, con el rostro aún marcado por el sueño, apareció en la puerta al oír el ruido del accidente. Sus ojos se abrieron de par en par al verlo, e inmediatamente corrió a ayudar.- ¿Qué ha pasado, Vittorio? - preguntó Enzo, mientras ya tenía el móvil en la mano, marcando la ambulancia. - Rápido, necesitamos ayuda.La ambulancia llegó en cuestión de minutos, con las luces parpadeando en una sinfonía de urgencia. Los paramédicos tomaron el control de la situación, colocando cuidadosamente a Vivienne en la camilla. Vittorio, a su lado, no podía apartar los ojos de su rostro pálido
En la habitación del hospital, Vivienne sintió que el peso de una conversación seria se cernía sobre ella. Mirando a los ojos de su padre, Orfeo, dijo seriamente:- Papá, tenemos que hablar.Orfeo, dándose cuenta de la seriedad en la expresión de su hija, asintió, preocupado:- Por supuesto, cariño. ¿Sobre el bebé?Vivienne dudó un momento antes de negar con la cabeza.- No, papá. Se trata de algo mucho más serio. - Respiró hondo, preparándose para compartir un secreto que la había estado atormentando.Curioso y aprensivo, Orfeo preguntó:- ¿De qué se trata, Viv?Miró a su padre con expresión seria y dijo:- Sobre el abuelo.
- Me gustaría que todos dieran un gran aplauso a la ponente de la clase de Derecho, Vivienne St James. El decano de Harvard la llamó por su nombre y Viv se levantó, alisándose el pelo y caminando con sus tacones negros de Jimmy Choo con un lazo en la parte de atrás. El vestido rojo de la oradora hacía juego con el carmín rojo de sus labios. Con despreocupación, subió al escenario y se dirigió al púlpito para comenzar su discurso. - Señoras y señores, queridos profesores y compañeros de promoción, buenas tardes. - Viv empezó a hablar, atrayendo la atención de los presentes. Inmediatamente sonrió, fijándose en sus padres, sus hermanas, su prometido y su querido abuelo en primera fila. - Me gustaría empezar este discurso dando las gracias a la persona más importante presente hoy aquí, mi querido abuelo, Richard St James. Sin sus enseñanzas y su tenacidad desde que era una niña, hoy no me estaría graduando. - dijo sonriendo a su abuelo. Viv continuó su discurso durante veinte minuto
Dos meses después, Vivienne y Matthew ya habían planeado la boda de sus sueños. Se anunciaba en todos los periódicos y páginas de cotilleos, mientras que los derechos de sucesión se habían congelado hasta el momento y la empresa familiar seguía en manos del actual director general, que al parecer estaba al tanto de todo y había asegurado a los St James que nada cambiaría.La cuestión es que Viv ya tenía un trabajo como asociada en la empresa desde su segundo curso en Harvard y Jonathan Mayfield era un hombre de confianza de su abuelo, que nunca haría nada que perjudicara a la empresa o a la familia.El acuerdo era que Viv asumiría el cargo de abogada del bufete tras regresar de su luna de miel con Matthew, al igual que él, que ya llevaba dos años como abogado del bufete.Después de redactar el acuerdo prenupcial, que dejó a Matthew molesto porque pensaba que la separación de bienes era absurda, ya que era tan rico como Viv, la organización de la boda iba según lo previsto.Iban a casa
Viv y Anna se instalaron en la misma habitación del hotel. La habitación había sido originalmente para el señor y la señora von Allsburg, pero como la boda se había ido al garete, las dos optaron por compartirla y disfrutar de su luna de miel. Llegaron por la mañana y Viv quería disfrutar del mar de Liguria, del sol y de todo lo que su familia había pagado por su luna de miel.Dejaron las maletas en la habitación, que tenía una hermosa vista del mar.- Dios mío, ¡me muero de hambre! - dijo Anna mirando a Viv, que ya estaba abriendo su maleta y sacando un diminuto bikini blanco.- Tomemos un café en la playa, así disfrutaremos del sol todo el día. - Contestó ella, y luego entró en el cuarto de baño.Tras cambiarse de ropa, los dos bajaron a la piscina y se dirigieron a la playa reservada al hotel, dejando las maletas sobre la mesa y tumbándose en una de las tumbonas.Anna pidió el desayuno para los dos y se lo sirvieron allí mismo, con todo lo que les correspondía.Viv se quedó pensati
Vittorio Gotti estaba en el acto, rodeado de gente importante y aburrido de las conversaciones vacías sobre negocios e inutilidad. Su mirada se clavó en Vivienne en cuanto entró en la sala junto a Anna. Fue como si el mundo entero se ralentizara y su presencia se convirtiera en el único punto focal de la multitud.Se quedó hipnotizado cuando vio entrar a Vivienne con aquel vestido rojo, derrochando sensualidad y belleza allá por donde pasaba. Sus ojos no podían apartar la vista de aquella figura exuberante y cautivadora que desfilaba con tanta seguridad. Su corazón se aceleró y sintió una conexión instantánea, como si el destino hubiera cruzado sus caminos en aquel momento.Marco notó el cambio en el semblante de Vittorio y esbozó una pequeña sonrisa maliciosa. Conocía muy bien a su amigo y sabía que aquella mirada significaba problemas, sobre todo cuando se trataba de mujeres tan bellas como aquella.- Parece que has encontrado algo interesante con lo que disfrutar, ¿verdad? - se bur
Anna y Marco ni siquiera se permitieron el lujo de cenar con ellos, ya que desaparecieron de la fiesta justo después de que Vivienne se sentara a la mesa con Vittorio. Sólo recibió un mensaje en su móvil diciendo que estaba bien y una foto de ella bebiendo con Marco.Viv movió la cabeza negativamente mientras se reía, terminando el último trozo de tarta de limón.- ¿Hay algún problema? - preguntó con curiosidad y llamó al camarero.Viv le enseñó la foto y Vittorio se echó a reír.- Creo que nos han abandonado. - Dijo mientras se encogía de hombros. - ¿Quieres otro trozo?- ¿Intentas sobornarme con dulces? - preguntó divertida, apoyando los brazos en la mesa y observándole.- Bueno, tal vez. ¿Y si te pidiera algo a cambio? - preguntó con aquella sonrisa traviesa. - ¿Bailar conmigo?La mujer rió al escucharle, viendo que le tendía la mano. Viv cogió la mano de Vittorio y se levantó, siendo guiada por él hacia la pista de baile, donde había algunas parejas.Le tocó suavemente la espalda,
Cuando los labios de Vittorio se movieron en un ardiente beso, Vivienne se sintió completamente envuelta por el momento. Sus manos recorrieron la espalda de él, sintiendo la fuerza y la pasión que emanaban de su tacto. Era como si todos sus sentidos estuvieran en sintonía, conectándolos de una forma que nunca antes había experimentado.El ascensor parecía suspendido en el tiempo, y se entregaron a aquel momento de pura intensidad. Vivienne ya no podía resistirse al deseo floreciente, a pesar del poco tiempo que llevaba conociendo a Vittorio. Todo parecía tan natural y correcto.Cuando por fin se separaron para recuperar el aliento, sus miradas se encontraron en mutua comprensión. Sin decir palabra, compartieron la misma sensación sobrecogedora que les unía en aquel momento.- Llévame a tu habitación. - le pidió Viv, rozando sus labios con los de él mientras él seguía abrazándola.La miró fijamente, con sus ojos color whisky clavados en los suyos, buscando en ellos cualquier atisbo de