¡Dios mío! ¿Qué estabas haciendo, Camila? ¿Has perdido la cabeza? Jeremy está comprometido y además se casará pronto. Su novia está ahí afuera, pero tú estás aquí a punto de besar a un hombre comprometido. Camila se dio unas cuantas palmaditas en la cabeza cuando se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer. Entonces, se puso de pie de un salto y salió corriendo de la sala tan rápido como sus piernas se lo permitieron. El aire acondicionado del pasillo estaba alto, por lo que el aire frío ayudó a Camila a refrescarse un poco y recuperar la compostura. Aparte de unos pocos guardaespaldas en la entrada, todo el departamento de pacientes hospitalizados estaba vacío en ese momento. Camila estaba a punto de ir a lavarse la cara en el baño cuando escuchó una conversación débil detrás de una esquina. Por curiosidad, Camila se asomó por la esquina y vio a Verónica y Sebastián de pie junto a un dispensador de agua. Su interacción parecía bastante incómoda ya que había bastante dis
--- Lena estaba tan sorprendida por la palabra tan intimidante de Camila que no pudo ni pensar con claridad. Tartamudeó durante un rato, pero no pudo formar una frase completa. Al ver eso, Camila se negó a perder más tiempo con ella y se fue. Lena solo recuperó el sentido cuando el auto de Camila desapareció de su vista. Al recordar lo asustada que estaba por las palabras de su rival, Lena gritó y pateó el suelo con frustración. —Quería afirmar mi dominio sobre Camila. ¿Por qué terminó siendo todo lo contrario? ¡Esto es indignante! —Lena marchó furiosa Después de que publicaron noticias sobre el acto de corrupción de un empleado del gobierno. En pocas horas, se desató un gran revuelo en Internet y en todos los medios de comunicación. Pronto el público centró su atención en el caso. Mientras tanto, el grupo Langley salió de la mirada de los medios. Los altos ejecutivos volaron a un pequeño condado para participar en eventos benéficos con el fin de estabilizar los precios de sus a
---A la mañana siguiente, como todos los días, Camila se despertó temprano y se arregló para ir al trabajo. Además del ajetreo laboral, también estaba siendo entrenada por un experto en finanzas para poder manejar todos los asuntos adecuadamente.Después de varias reuniones, volvió a su oficina.Claudia, rara vez conectada a Internet, llamó inmediatamente a Camila después de leer la noticia. Camila dejó el documento que tenía en la mano al escuchar el móvil sonar.—Sí, ¿halo, mamá?—¿Cómo sigue mi yerno?—Mamá, él no es tu yerno. Deja de llamarlo así —la corrigió Camila—. El señor Langley es mi superior. Sin embargo, todavía está en el hospital. El médico dice que se está recuperando bien. Puede que lo visite más tarde.Claudia ni siquiera la escuchó y continuó: —Me alegra que esté bien. Tiene su propia empresa, ¿no? Deberías agradecer a tu buena suerte si un hombre con buena posición quiere casarse con una divorciada como tú.Camila se quedó sin palabras.—Ve a visitarlo al hospita
La sonrisa maliciosa de la enfermera se ensanchó cuando vio el sufrimiento de Camila. Sacó la jeringa y estaba a punto de intentar apuñalar a Camila en el cuello otra vez cuando Camila reunió todas sus fuerzas y le dio un puñetazo en la cara, a la mujer dejándola un poco aturdida. Antes de que pudiera recuperarse, la puerta se abrió de una patada. El guardaespaldas entró corriendo, sacó su arma y disparó al brazo de la enfermera. La mujer gritó de dolor, haciendo una mueca. La sangre brotó a borbotones de la herida de bala en su brazo y soltó la jeringa de inmediato. Dos guardaespaldas corrieron para inmovilizar a la mujer. Nadie sabía que la enfermera estaba preparada. Sus brazos todavía se agitaban cuando se lamió la mejilla derecha y mordió la pastilla de veneno escondida allí. Sin dudarlo, se la tragó, sabiendo que era mejor morir que afrontar las consecuencias que vendrían por haber fallado en su misión. La pastilla hizo efecto en cuanto se deslizó por la garganta de la mu
Andrew no quería que Camila escuchara su conversación. Llegaron a un rincón apartado antes de que él le revelara todo el incidente a Sebastián. La expresión de este último se volvió tan oscura como un trueno después de enterarse de lo que había sucedido. Andrew analizó la situación con calma: —La Sra. Teresa ya había orquestado un accidente de coche para matar a Jeremy. Por ahora, estoy seguro de que se mantendrá en un segundo plano para no llamar la atención. Si alguien está intentando hacerle daño a Jeremy en el hospital, entonces hay alguien más moviendo sus cartas. —¿Quién más podría ser? ¿Su tío Chester? —preguntó Edwin—. Descubrí que Chester suele frecuentar el club con el vicepresidente ejecutivo del Grupo Langley. Quizás ellos han tramado algo. Sebastián se sumió en profundos pensamientos. Un rato después, dijo: —Los hermanos del viejo Langley pueden parecer pacíficos a primera vista, pero sabemos lo que esa gente tiene en mente. Jeremy también lo sabe. —Se avecina una to
—Estoy de acuerdo contigo, Sebastián. —Andrew asintió con la cabeza en señal de aprobación—. Se trata de la familia Langley, por lo que no hay necesidad de involucrarla. Ella ya se ha sacrificado mucho por el Grupo Langley. Edwin se rió entre dientes. "Sabía que surgiría una emergencia, así que mandé a, que trajeran tus cosas". Al oír eso, Andrew le dio un puñetazo en el hombro. "¡Buen trabajo!" —Por supuesto. Si no fuera por nuestra edad, yo estaría... —Se quedó callado cuando se le ocurrió algo. Puso el brazo sobre el hombro de Andrew y declaró:— Yo debería estar en tercer lugar, mientras que tú deberías estar en primer lugar. Nunca podré ser el primero. No soy rival para Sebastián y además le tengo miedo— bromeó Adrew. Edwin se pasó la punta de la lengua por el paladar y preguntó pensativo: —¿No te parece extraño que Jeremy le haya confiado todo a Camila cuando no confía en nadie, ni siquiera en Lena, aparte de nosotros? ¿Crees que siente algo por ella? Murmuró en voz baj
Diez minutos después, la puerta se abrió y aparecieron Edwin y Andrew. —Tiene la mejilla lastimada. ¿Sufrirá algún efecto secundario después de tomar el somnífero que le diste? —preguntó Edwin. —Lo desarrollé yo mismo, así que está bien —respondió Andrew. Edwin gruñó en señal de reconocimiento. Entró en la sala y vio a Camila tumbada junto a la cama. Riendo, comentó: —Esto es gracioso. ¿Por qué no durmió en la otra cama? ¿Está tan preocupada por Jeremy? —Cállate, ¿quieres? —le espetó Andrew—. O sino, lárgate. Edwin puso cara de dolor. —Andrew, ¿por qué eres tan feroz conmigo? Ya no me amas. Andrew puso los ojos en blanco y rió fríamente. —Si te amara, eso no sería normal. ¡Date prisa, prepara la droga! Después de que Andrew le diera una patada en el trasero, Edwin dejó de bromear. Abrió su maletín para preparar la droga. Un rato después, le entregó una pequeña botella a Andrew. Usando una jeringa, Andrew extrajo la droga del frasco. —Vaya, señorita Camila... —A
Jeremy había estado mucho tiempo en el mundo corporativo, donde los trucos y las astucias eran naturalmente aceptables. Había utilizado a mucha gente para lograr sus objetivos y nunca le había importado. Sin embargo, por alguna razón, pensar en la decepción que provocaría en Camila le causo un revuelo de angustia. Y no le gustaba la sensación. —Basta, Andrew —lo interrumpió Edwin al notar que la atmósfera se volvía cada vez más tensa—. Jeremy solo está tratando de exprimir el potencial de Camila; no la está utilizando. Además, Jeremy le ha dado muchos beneficios a Camila. —Jeremy se equivocó al incluir a Camila en este plan, a Sus espaldas Asi que no lo defiendas—Andrew giró la cabeza y miró a Edwin con furia—. ¿Habrías dicho lo mismo si ella fuera tu hermana pequeña? Edwin se encogió de hombros. —Soy hijo único, no tengo una hermana pequeña. Edwin tocó su nariz y luego puso una mirada pícara. —Oye, Andrew, solo han pasado unos días desde que conociste a Camila, pero ya eres muy