Katerin.

Después del agradable desayuno que tuve con Edmon en su vivero secreto fui a ponerme ropa más adecuada para el entrenamiento y prepararme mentalmente para lidiar con niñas quejosas y quejumbrosas ya que hoy pedí que las hembras de esta manada asistieran al entrenamiento, al llegar al gimnasio Edmon me espera frente a las puertas de este y me intercepta antes de entrar.

-Katerin te pido que les tengas paciencia estas hembras no suelen recibir órdenes de una mujer además la mayoría de las que están ahí adentro no quisieron entrenar desde un principio las pocas que quisieron las tuvimos que desalentar por qué ponerlas a pelear con un macho sería un poco injusto.

-Descuidado Edmon convertire a todas esas cachorritas mimadas en hembras listas para patearle el trasero a quien sea, donde sea y cuándo sea.

-Eso es lo que me temia, apenas puedo lidiar con una hembra como tú.

-No hay otra hembra igual que yo.

Me acerco a Edmon y le doy un par de palmaditas en la mejilla que lo ruboriza