Capitulo 46 Aqueronte

- ¿Cómo llegó allí? preguntó mientras me ponía de pie.

- Hija de Zeus.- exclamó una voz con aspereza.

Eaco y yo buscamos en vano la fuente de la voz.

No habia nadie.

- En el río idiotas.- Giramos en la dirección que indicaba la voz.

Y para mi total sorpresa a la orilla del río había una figura humanoide, su piel era casi transparente y su altura considerable, sus ojos azules muy claros estaban fijos en mí específicamente.

- ¡Vuelve a tus deberes Aqueronte!- ordenó el juez Éaco a mi lado.

El río, o más bien Aqueronte que era el río, se rió de la orden de Éaco.

"¿Quién eres tú para mandarme, otro hijo bastardo de Zeus?" Escupió las palabras como si fueran cuchillos afilados.

Me enfrenté a Éaco, quien no estaba en desacuerdo con el adjetivo que le dio el dios del río, pero me había llamado hija de Zeus, lo cual definitivamente no era.

- No soy hija de Zeus, soy hija del dios del río Alfeo.- le corregí.

Aunque nunca lo conocí realmente, Demeter me había contado historias sobre él y sobre
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