Capítulo917
Sus dos pequeñas manos abrazaban fuertemente el brazo de Ximena mientras lloraba: —Mamá... buaaaa, mamá...

Mil palabras, en este momento, se reducían a un simple “mama”.

Ximena sintió un nudo en la garganta, las lágrimas resbalaban por sus mejillas.

—Liliana, no llores más, ¿verdad que mamá está bien?

Pero en lugar de calmarse, Liliana lloró aún más fuerte.

Ximena frunció el ceño, confundida, y miró a Teresa, quien estaba parada a su lado.

Teresa estaba allí, con la mirada perdida.

Sus ojos estaban hinchados, perdiendo la vitalidad de otros días, las ojeras y la palidez de su rostro mostraban su fatiga.

Ximena llamó suavemente:

—Tía Teresa?

Teresa no reaccionó.

Ximena tuvo que llamarla de nuevo,

—¿Tía Teresa?

Esta vez, Teresa la escuchó.

Se volvió hacia Ximena y se secó las lágrimas antes de acercarse:

—Xime, aquí está tu tía. ¿No te sientes bien en algún lado? Iré a buscar al médico.

Ximena negó lentamente con la cabeza, frunciendo el ceño:

—Tía Teresa, no estás bien, ¿qué ha pasa
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