Capítulo488
Alejandro preguntó con tono suave:

—¿No temes que ella pueda hacerte daño?

Leo negó con la cabeza y le dio a Alejandro una sonrisa tenue.

—Papá me protegerá.

La amplia y cálida palma de Alejandro acarició la cabeza de Leo.

—Dame dos días más, si no encontramos nada, la buscaré. ¿Está bien?

Leo asintió obedientemente.

—Está bien.

Justo después de que pronunciaron esas palabras, Leo cerró los ojos y se sumió en un sueño profundo.

Alejandro, moviéndose suavemente para retirar su mano, notó mechones de cabello en su palma. Sintió como si su pecho fuera golpeado dos veces con fuerza. Olvidó que, en estos días, se había centrado solo en el malestar de Leo y había olvidado el tema de su pérdida de cabello.

Apretando el dolor en su pecho, Alejandro, con una expresión tensa, se puso de pie. Salió de la habitación y ordenó a los guardias que trajeran a un estilista.

En Villa Rivera, Ximena se preparaba para bajar y pedirle a Selene que cocinara más comida cuando su teléfono sonó. Lo levantó
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