Capítulo448
Veinte minutos después, Leo fue trasladado a una habitación VIP. Alejandro y Mariano apenas ingresaron a la habitación cuando escucharon pasos apresurados en la puerta.

Al voltear la cabeza, vieron a Don Ramón, con una expresión sombría, acompañado de varios guardaespaldas, entrando desde afuera.

Al ver a Leo pálido acostado en la cama, Don Ramón rugió hacia Alejandro:

—¡Te confío al niño y lo traes de vuelta en este estado!

Alejandro apretó los labios, enfrentando las acusaciones de Don Ramón sin decir una palabra. Pero cuando se mencionó la enfermedad de Leo, su corazón pareció ser cortado con un cuchillo, y el dolor lo tensó gradualmente.

Mariano no pudo soportarlo y frunció el ceño, diciendo:

—Don Ramón, ¿cómo puede culpar a Alejo? Él tampoco quería que esto sucediera.

—¡Esto no tiene nada que ver contigo!— respondió Don Ramón con desagrado. —Ahora estoy preguntándole a este vástago desobediente. ¿Cómo cuidó de mi nieto?

Alejandro reprimió sus emociones y habló con frialdad:

—Si
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