Capítulo39 No tienes derecho a negociar condiciones
—¿En qué estabas pensando hace un momento? —Ximena aún estaba inmersa en sus pensamientos cuando escuchó el furioso grito del hombre frente a ella.

Levantó la cabeza y se pasó la lengua por los labios mientras explicaba:

—Lo siento, no pude reaccionar a tiempo.

Al ver la expresión de culpa en el rostro de Ximena, la ira de Alejandro se desvaneció repentinamente, quedándose atrapada en su pecho.

—Está bien, sube al auto.

Ximena asintió en voz baja y echó un último vistazo al edificio del hospital antes de seguir a Alejandro al auto. Cuando el vehículo se puso en marcha, Ximena susurró:

—Gracias.

Alejandro se quitó el abrigo manchado sin prestar atención a las palabras de Ximena, su hermosa ceja frunciéndose con frustración. ¿Qué le había sucedido en ese momento? Había actuado instintivamente para salvar a Ximena cuando estaba en peligro. Sabía que su vida valía más que la de ella.

—¿Has tenido problemas con alguien recientemente? —Alejandro preguntó fríamente.

Ximena negó con la cabe
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