Capítulo272
Si el vehículo no fuera suficiente grande, habría sido realmente difícil acomodar a tantas personas. Ximena estaba a punto de preguntar cuando se escuchó otra voz desde la puerta.

—¡Espera, yo también quiero ir!— Renata apareció apresuradamente, y la doctora Cubillos la siguió persiguiéndola.

Al escuchar la voz, los Pérez se estremecieron al instante. Mario exclamó con miedo:

—¡Dios mío, ¿la loca también viene?!

Ángel tembló y dijo:

—¡Ya no quiero ir! ¡Quiero bajarme del auto!

Sin embargo, antes de que pudieran decir algo más, Renata ya se había apresurado a subir al vehículo. Los Pérez se acurrucaron rápidamente como pollitos en un nido.

Al ver esta escena, Ximena sonrió con ironía y no dijo una palabra. No se esperaba que Renata tuviera tanto poder sobre ellos.

Renata les lanzó una mirada desafiante a los Pérez y luego se dirigió a Ximena diciendo:

—Xime, también quiero ir.

Ximena aceptó de inmediato:

—Está bien.

Nicolás y Liliana se escondieron a un lado y se rieron en secreto.
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