Capítulo247
En ese momento, en la antigua mansión de los Méndez.

Liliana estaba acurrucada en los brazos de Nicolás, sin poder dejar de sollozar.

Por otro lado, Nicolás, con una compostura que no parecía de un niño de cinco años.

Don Ramón cada vez más sorprendido y encantado, pensó que si este niño era realmente hijo de Alejo, tendría que quedarse a su lado para ser bien educado. ¡Cuando creciera, sin duda sería una figura imponente!

Don Ramón, sin poder ocultar el cariño en sus ojos, preguntó:

—Pequeñín, dime, ¿quién es tu papá?

Nicolás, acariciando la espalda de Liliana, miró desafiante a Don Ramón y respondió.

—Tengo el derecho de rechazar responder a cualquiera de tus preguntas. Además, si tanto quieres saber, ¿por qué no lo averiguas tú mismo?

—¡Ay, Mario, mira a este niño! ¡Qué carácter y qué valentía!

Don Ramón emocionado compartiendo con el mayordomo, Mario.

Mario respondió apresuradamente:

—Sí, señor, cada gesto y palabra es como si fuera un clon de don Alejandro.

Nicolás se rió por de
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