Capítulo180
Alejandro frunció el ceño, frustrado.

—Te estoy ofreciendo lo que quieres, ¿y no puedes responder una simple pregunta?

Liliana lo miró fijamente.

—No me preguntaste primero y luego intentaste sobornarme. De todos modos, planeas regalarme una muñeca.

La expresión de Alejandro se oscureció al darse cuenta de que no solo tenía un niño difícil de manejar, sino dos. ¿Cómo lidiaría con ambos?

Mientras tanto, en Villa Rivera, Ximena vendió las rosas por varios miles de pesos y luego se dirigió al hospital después de empacar su ropa. Al entrar en la habitación, vio a Samuel acostado en la cama supletoria, durmiendo profundamente, sin ser molestado por su llegada.

Ximena se acercó con cuidado y estaba a punto de cubrirlo con una manta cuando él se despertó de repente. Ni siquiera su entrada lo había despertado.

Samuel se frotó los ojos y se sentó en la cama. —Está bien, he dormido un poco, y todavía tengo que trabajar de noche.

Ximena se sintió culpable.

—Lo siento por hacerte trabajar tanto
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