Capítulo1272
En ese momento, el guardaespaldas que acababa de guardar su arma le dijo urgentemente a Samuel:

—¡Señor! ¡Por favor, dé la orden de retirada inmediatamente!

¿Cómo podía Samuel no saber que la retirada era la única opción en ese momento?

Una rara expresión de ansiedad apareció en los ojos de Samuel.

Desde que empezó a seguir el auto de Alejandro desde Reinovilla, había caído paso a paso en la trampa que Alejandro le había tendido, llevándose a sí mismo a una situación peligrosa.

Ni hablar de las escasas posibilidades de éxito, incluso salir ileso de allí era extremadamente difícil.

Viendo que Samuel no respondía, el guardaespaldas insistió:

—¡Señor! ¡No hay tiempo para seguir pensando! ¡Lo cubriremos mientras se retira!

Samuel giró bruscamente la cabeza hacia él, con tono enojado:

—¡Aún no he dado la orden!

Sin embargo, el guardaespaldas ya estaba dando instrucciones por el auricular:

—Atención todos, cubran la retirada del señor. Lanzamiento de granadas de humo en tres... dos... un
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