En este momento, cualquier explicación o consuelo que él pudiera ofrecer no sería tan efectivo como que Ximena misma analizara los pros y contras de la situación.
Alejandro apartó las sábanas, se aseó y salió del dormitorio. Se detuvo frente a la puerta de la habitación de los niños y llamó.
Poco después, se oyó la respuesta de Leo: —No está cerrada con llave.
Alejandro entró y vio a los niños vistiéndose. —Vaya, se han levantado temprano.
Nicolás miró hacia la puerta y preguntó, frunciendo los labios: —¿Dónde está mamá?
Alejandro: —Tuvo que salir por un asunto. Bajen a desayunar, los llevaré a un sitio.
—¿A dónde?— preguntaron Nicolás y Leo al unísono.
—Primero desayunemos.
...
Tyc.
Cuando Ximena llegó a la oficina, aún no había nadie trabajando.
Se quedó sentada hasta que todos fueron llegando poco a poco, incluida Simona, que entró por la puerta.
Al ver a Ximena sentada frente al ventanal con la mirada perdida, Simona dejó su bolso y se acercó a ella, inclinándose para mirarla.
Nota