Cuando vi que David miraba fijo a Gabriel, me asusté pensando que podía hacerle algo. Sin pensarlo, me puse delante de Gabriel para protegerlo. Aunque Gabriel ya no era el mismo de antes, ese niño tímido y asustado, seguía siendo más joven que yo. No podía dejar que le pasara algo malo por mi culpa sin haberlo cuidado bien. Mi actitud protectora hizo que David se pusiera a llorar al instante. Después de todos estos años, sin importar lo que hubiera pasado, siempre me había mantenido a su lado. Nunca pensé que algún día estaría contra él, y menos para proteger a otro hombre. —Esmeralda… —Iba a enojarse al principio. Pero, cuando pensó en todo lo que había hecho mal, su voz se suavizó. —Esmeralda, no quería hacerle nada. —Si no querías hacerle nada, entonces cada uno come lo suyo, nosotros comeremos lo nuestro. Después de decir eso, me di la vuelta y me fui con Gabriel a la sala privada que había reservado. Aunque el abogado Santiago me había dicho que intentara calmar la tens
Ella quería que David se pusiera de su lado, ¡que David se aliara con ella para nuestro final! Si semejante cosa hubiese pasado antes, David habría reaccionado sin pensarlo, regañándome y castigándome por hacerle eso. Pero, ahora… Primero, él quería arreglar nuestra relación y no era capaz de tratarme de esa manera. Segundo… Hay cosas que, si las piensas bien, no se pueden seguir ignorando. David no era tampoco ningún imbécil, sigue siendo tan inteligente como siempre. Cuando dejó de confiar ciegamente en Luna, algunas cosas le quedaron claras al pensarlas. Eso hizo que su forma de mirar a Luna se volviera más realista y, sin querer, más profunda. Así que, no solo no le gritó a Luna ni me atacó a mí… ¡Sino que el muy desgraciado la sacó de la habitación! Con su orgullo y su fuerte sentido del honor, no soportaba que otros lo miraran de esa manera, él creía que lo estaban por de bajeando. Creo que fue porque no podía aceptar que la sociedad lo juzgara, no podía toler
Justo lo que pensé. Al día siguiente, Luna, que se suponía iba a ser enviada al extranjero, se enfermó gravemente y la llevaron al hospital. Con esto, seguramente ya no podría irse nunca más. David fue el primero en llamarme para explicarme, diciéndome que no me enojara y prometiendo que, apenas Luna se recuperara, la enviaría al extranjero de inmediato. A mí, que Luna no pudiera irse, me alegraba tanto que ni siquiera me puse enojada. En el pasado, había querido tanto que Luna se fuera al extranjero, lejos de mi vida. Ahora, sin embargo, no quería que se fuera. ¡Porque la iba a mandar a la cárcel! Pensaba que, teniendo en cuenta lo mucho que Luna me odia, incapaz de aguantar que yo viviera bien, si no lo lograba una vez, intentaría una segunda y tercera vez. En resumen, haría todo lo posible para matarme. La última vez no actuaron y no los atraparon, pero, tarde o temprano, la iban a atrapar. ¿Quién iba a decir que, en vez de esperar que Luna enviara a alguien a matarme, me ll
—¡Suéltame ya! —grité. —Esmeralda, no tengas miedo, no hagas esto, no voy a dejar que te pase nada, ya lo tengo todo planeado. Solo tienes que sacar a los secuestradores. David sabía que, por más que dijera que todo estaría bien, yo seguiría asustada. Y no importaba lo que dijera, no podía obligarme a hacer algo como esto. Al principio, cuando los secuestradores le pidieron que me entregara a cambio de Luna, ni siquiera lo pensó, lo rechazó de inmediato. Pero, luego, los secuestradores le enviaron un video. Y por más que lo intentara, no pudo averiguar dónde estaban. —Esmeralda, la situación de Luna es muy grave, los secuestradores no se van a mostrar hasta que no te vean a ti… Si no fuera porque la situación de Luna era tan peligrosa, él nunca habría querido forzarme a hacer algo que no quería. Él realmente quería que yo lo perdonara, quería que empezáramos de nuevo. De verdad, preferiría morir antes que obligarme a hacer algo que no quisiera, no quería presionarme. Pero
En una fábrica abandonada ubicada en cerros solitarias. Luna miraba el video que Rashid acababa de grabar, pero no estaba contenta. Se arregló la ropa, abriéndola más, dejando su torso casi completamente al descubierto. También rasgó su falda hasta la parte más alta de los muslos y despeinó su cabello. Quería que pareciera que la habían violado. Le pasó el celular a Rashid y le dijo: —Dale, graba otra vez. ¿Qué fue eso que hiciste antes? —No se ve como si me hubieran violado. ¿Cómo voy a hacer que David crea que estoy en peligro? Si no trae a Esmeralda pronto, voy a morir —pensó Luna, frustrada. Era justo como había imaginado: ella buscaba la forma de atacarme de nuevo.Después de fallar, tenía miedo de que un ataque muy violento acabara siendo demasiado obvio, pero, no quería que yo siguiera viviendo bien. Así que decidió sacrificar su propio cuerpo. Contactó a Rashid, que nunca había salido del país, y organizó un falso secuestro. Quería que David me entregara para que mu
Luna tuvo miedo. Su voz se calmó de inmediato. —Rashid, no hagas esto. —No olvides que yo fui el que te salvó. Te pagué la medicina, te pagué la escuela, y gracias a mí pudiste sobrevivir y estudiar en una buena universidad. Luna le recordó a Rashid lo que había hecho por él cuando lo salvó, esperando que se calmara. Rashid recordó la desesperación que sintió cuando estaba en el hospital, y pareció calmarse. Con cuidado, levantó la cara de Luna. —Señorita Luna, ¿sabes? En ese momento, me parecías un ángel caidito del cielo. En el peor momento de su vida, ella apareció de repente, como una luz celestial, y lo rescató. Durante todos esos años, él la había visto como una diosa, sin atreverse a tocarla ni un poco. Por ella, estaría dispuesto a hacer cualquier cosa. Pero siempre se había sentido triste y angustiado por no poder alcanzarla. Ahora, él estaba a punto de hacer algo horrible. Y la oportunidad estaba frente a él. No quería llevarse ese arrepentimiento a la tum
El desprecio en mis ojos, el odio que sentía por él, hizo que David sintiera miedo de inmediato. Temía que nunca más lo amaría, que nunca más estaría con él. Que siempre lo odiaría. Él no quería que fuera así. Pero… ¡era la vida de una inocente! La vida de Luna. Sabía que, en ese momento, cualquier explicación era inútil. Cualquier intento de explicarse no serviría de nada. Aun así, trató de hablar. —Esmeralda, sé que Luna te ha hecho mucho daño, y sé que su relación con Rashid no es normal. —Pero ya viste el video, deberías saber entonces que es real. Las acciones de Rashid, los gritos de miedo de Luna, todo en ese video demostraba que era verdad. Luna realmente había sido violada. —Luna antes tenía una buena relación con Rashid, pero la gente cambia. Sobre todo, alguien como Rashid, que está en el final de su vida. Antes podían llevarse bien, pero, ahora, él quiere matar a Luna. —Esmeralda, tranquila, todo está listo. No dejaré que te pase nada. David habló con mucha sinc
Pero, aun así, lo siento mucho pero no pude evitar rogarle. De verdad tenía mucho miedo, mucho, mucho miedo… Miedo de volver a sufrir, miedo de pasar por ese dolor tan fuerte otra vez. De verdad, tenía mucho miedo. Esos tres meses en el hospital, sobre todo el primer mes, cuando acababa de despertar. Ese dolor en cada parte de mi cuerpo, en cada centímetro de mi existencia. Esa sensación cada noche, cuando ni siquiera el tomar muchas pastillas para dormir me ayudaba. Eso me daba tanto miedo, siendo yo tan sensible al dolor. Era un miedo profundo que emanaba desde lo profundo de mí. De verdad. Preferiría morir a vivir que sentir ese dolor otra vez. Pero… yo… ¡No voy a rendirme! De verdad, no quiero morir, no quiero que mi vida, cuando empezaba a mejorar, cuando podía empezar de nuevo, termine así. De verdad… de verdad, no quiero. —David, te lo pido, te lo suplico de verdad, ¿me dejas en paz, por favor? Te lo ruego… Agarré el brazo de David, rogándole. Nunca