Su punto débil

TANQUE

Empujo toda mi gloriosa longitud en su calor, tomo un puñado de su pelo en mi mano derecha. Esto será rápido, profundo y duro. Pongo mis labios en su cuello y puedo sentir el dulce latido frenético de su corazón, le gusta que sea posesivo y se sin lugar a duda se que me dará un infierno por ello, ella toma la iniciativa de quitarse también su chaleco sin que yo tenga que intervenir, se que está caliente como el infierno y sus ganas son tan crudas como las mías. Su calor toma a mis bolas con la guardia baja, porque está tan apretada que siento como estrangula mi polla, quién diría que después de haberla follada toda la noche la muy codiciosa quiere más, no sé porqué pero ningún tiene suficiente del otro, aún sabiendo que estará en carne viva por esto.

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