Doy un grito ahogado unas horas más tarde cuando veo la gigantesca casa rodante que aparece frente a la clínica.“¿En serio?”, dice Hank, cruzando los brazos sobre el pecho y mirándola fijamente, entre impresionado y asqueado por la extravagancia. “El kilometraje de esa cosa debe ser horrible...”.“
“No, yo la necesito”, gimoteo, haciéndole un mohín.“Ella”, dice Cora, incapaz de mantener la picardía fuera de sus ojos, aunque finge estar seria. “Estoy embarazada. Necesito descansar”.Suspiro y la fulmino con la mirada por jugar la carta del embarazo.“Está bien”, gruño, haciendo que todos se rí
EllaTardo algo más de una hora en darme cuenta de que... Odio los viajes por carretera.“Dios mío”, le susurro a Cora mientras las vibraciones de la gigantesca caravana siguen sacudiéndonos, haciendo que el pobre Rafe gruña incómodo. “¿Ya es de noche? ¿Podemos detenernos?”.“Estás siendo una bebé,
“Mmm”, digo, considerando lo que está diciendo. Y supongo... bueno, supongo que creo que tiene razón. Que quizás esta fue siempre la vida que quise, aunque a veces quiera fingir que quería una vida sencilla.“Y también”, añade, bajando la voz. “En realidad... no estoy segura de que Roger no sea mi p
EllaEl viaje mejora a pasos agigantados en el momento en que nos detenemos en el campamento para pasar la noche.“Por fin”, suspiro, respirando profundamente el aire fresco mientras bajo los escalones de la casa rodante, con mi bebé acurrucado en mi brazo y mirando a su alrededor con ojos brillante
“Sí”, dice ella, mirando hacia las estrellas y luego girando la cabeza para mirar a Roger, sonriéndole.No puedo evitar que mi propia sonrisa cruce mi rostro mientras los miro. Y luego, mientras se miran el uno al otro, decido que esa es mi señal.Lo más silenciosa que puedo, me levanto de mi pequeñ
Cora“Creen que están siendo sutiles”, susurro, sonriendo mientras Sinclair cierra la puerta de la casa rodante detrás de él, el último en “desaparecer” de nuestro pequeño círculo alrededor del fuego.“No me estoy quejando”, murmura Roger, pasando un brazo por mi hombro. “¿Lo estás, pequeña pareja?”
“Roger”, digo en voz baja, pensando en la conversación que tuvimos antes con Ella...“¿Mmm?”, dice, invitándome a hacer cualquier pregunta que esté flotando en mi mente.“¿Crees que soy tu pareja?”.“Mm”, dice, riendo un poco. “Sí, Cora”, dice, como si fuera una pregunta estúpida, “creo que lo hemos