Ella Mientras cierran la puerta, miro a Sinclair y sonrío. No tengo palabras, pero su expresión me deja saber que siente exactamente lo mismo que yo. Calor, felicidad y con un poco de miedo por ahora tener que cuidar de esta personita, pero emocionado. Absolutamente emocionada de estar aquí, con él. "Estuviste increíble, Ella", Sinclair murmura, levantando mi barbilla con el dedo mientras se sube a la cama conmigo, ignorando el hecho de que está un poco... bueno. Que estas sabanas tendrán que ser destrozadas por no decir otra cosa. Pero a Sinclair sé que no le importa. Él solo quiere estar cerca de mí, cerca de nosotros. "Él es increíble", digo, enfocando mi atención hacia mi bebé y acercándome para darle un beso en la cabeza. Me río cuando lo veo retorcerse. "Dios, no pensé que se enojaría tanto. ¡Qué niño más enojado!", digo, pasando un dedo por su perfectamente suave cachetito mientras maúlla y da pequeños gritos. "No seas así con él", Sinclair dice, con un poco de
Ella "Me iré de inmediato", Roger añade, haciéndonos reír a todos. "De verdad", dice, "no sirvo hasta que el niño tenga la edad suficiente para lanzar una pelota. Entonces, para entonces solo será el Tío Roger". Le sonrío, complacida, y tomo su mano para apretársela, dejándole saber lo feliz que estoy que haya venido. Sus ojos se suavizan cuando me mira, y sé que él siente lo mismo. "Está bien", digo, suspirando y subiendo a la cama. "Me parece un buen plan". Entonces todos van a h
"Cora", Roger dice, vacilante, y veo que busca mi mano. Me alejo. "¿Qué?", le pregunto, de repente enfadada. "¿Qué siquiera haces aquí? ¿No estabas apurado por regresar a casa?". Roger duda y luego retira la mano, a lo mejor queriendo pretender que nunca extendió la mano en busca de la mía. Se encoge de hombros despreocupadamente, mirando a la ciudad recién pacificada. "Las tropas calmaron los disturbios, pero eso no quiere decir que todos hayan ido a casa y que no haya nadie merodeando en
Ella Gruño cuando despierto, pero no abro los ojos. Aún no. Siento que los acabo de cerrar hace diez minutos, mis pobres ojos necesitan descansar. En lugar de eso, me tomo un momento para sentir mi cuerpo desde dentro hacia fuera, para ver qué duele y qué se siente bien. Me sorprendo cuando puedo sentir los restos del regalo de mi madre pasando a través de mí, lo que se sienten como pequeños tentáculos brillantes de luz que recorren mis extremidades, que a lo mejor me están curando. Sonrío cuando lo pienso, que mi madre me dio algo que dura después de tantos años de ausencia. Es una diosa madre después de todo, la madre de todos, no solo mía. Pero aún así, como mi verdadera madre, se siente bien por fin tener... una parte de ella. Oigo a mi pequeño bebé llorar un poco y abro los ojos, buscándolo. Me siento, me pongo una mano en la cabeza y miro a mi alrededor con cansancio. Mis ojos se posan de inmediato, como era de esperar, en el gran hombre lobo que hay al otro lado de la
Ella Cuando bajamos de la ambulancia, parece que todo un equipo de doctores nos espera. Les sonrío, un poco ansiosa, mientras se acercan para acompañarnos al hospital y hacernos nuestras revisiones. A mi lado, puedo sentir a Sinclair ponerse en modo de protección Alfa, viendo a todos cautelosamente y mirando con atención a cualquiera que se acerque a mí y al bebé. Sonrío cuando me doy cuenta, viendo su expresión seria y peligrosa, pero no lo desanimo. Honestamente, me gusta. Nos llevan rápidamente a un cuarto privado donde Hank consulta rápidamente con un panel de expertos, claramente ordenando un montón de pruebas. Mientras trabaja, sonrío cuando veo a Cora doblando la esquina. "¡Cora!", la llamo, saludándola con la mano, con Rafe agitándose en mis brazos. Sinclair incluso fulmina a Cora con la mirada cuando se acerca, aunque ella le da una mirada curiosa que lo hace reflexionar sobre su expresión. "Lo siento", murmura. "Me siento... protector". "Entendible", ella
Ella Oigo a Sinclair suspirando pesadamente a mi lado, murmurando "Ella...". Pero lo ignoro, con los ojos fijos en Hank, que se sonroja en la puerta y mira hacia sus zapatos. Sin embargo, no digo nada, ni le dejo las cosas más fácil. En cambio, espero pacientemente una respuesta. "Cora es...", murmura, con incomodidad, "muy especial para mí...". "Me imagino", le respondo, con mi voz más dura de lo que esperaba. "Es una persona muy especial". Hank suspira y levanta sus ojos seriamente hacia los míos. Mantengo firmemente su mirada. "Voy muy en serio con Cora", dice con firmeza. "Quiero construir una vida con ella. Pero vamos... lento. Ambos queremos estar seguros que es lo correcto". Un cálido sentimiento invade mi corazón cuando lo oigo decir que quiere construir una vida con ella, pero aún así... ¿qué quiere decir eso? Acerco a mi bebé a mí y me muevo en mi asiento. "¿Y quieres tener hi...?". "¡Ella!". Sinclair interrumpe, su voz enojada y una mano en mi bra
Durante las siguientes dos semanas, Sinclair y yo no dormimos mucho. En cambio, nuestro precioso. Adorable. Maravilloso. Increíble. Bulto. De. Alegría... nos tortura hasta convertirnos en tontos descerebrados, intentando averiguar qué es lo que él quiere y dándoselo lo antes posible. "Dios mío", le digo a Sinclair una noche a las tres de la mañana, desesperada por la ansiedad y la falta de sueño. Camino por la habitación con Rafe puesto contra mi pecho, intentando consolarlo. "Le dimos de comer, lo cambiamos, le hemos hecho eructar... ¡Probablemente solo tenga sueño! ¡Pero se mantiene despierto con todo el ruido que hace!". "Todo va a estar bien", dice mi siempre paciente pareja, extendiendo los brazos. Le paso al bebé y... Rafe se calla de inmediato. Y este es el momento en el que me doy cuenta de lo mejor y lo peor de mi vida: que mi pareja es un encantador de bebés y que mi hijo quiere más a su padre que a mí. Por supuesto, en este momento estoy tan agotada que no me
"Bienvenidos", nos dice una sacerdotisa, saliendo del templo y dándonos una gran sonrisa. Le devuelvo la sonrisa con ansias, subiendo las escaleras con la silla del bebé e introduciendo a nuestro grupo. Obviamente ella sabe quiénes somos. Nadie podría confundir a Sinclair con alguien más, no cuando su cara está en todos los medios de comunicación todos los días y su coronación se aproxima. Pero mientras nos saluda a todos con la cabeza y entra con nosotros al templo, me pregunto si ella sabe... que está a cargo de un templo dedicado a mi madre. O sea, no es precisamente algo que se sepa, pero me pregunto cuánto ella sospecha. Cora camina a mi lado, viendo el hermoso espacio abierto del templo y sus ojos inevitablemente se posan en el hermoso mosaico gigante de oro de la Diosa que está en la pared detrás de su altar. Después que mira la imagen por un momento, se gira hacia mí y sonríe un poco. No puedo evitar la risita que se me sale y rápidamente me tapo la boca. La imagen