Atrevida

Mariana

Virginia no pareció muy convencida de que fuera el mejor camino, pero acabó por aceptar mi idea e incluso me ayudó a elegir una de mis creaciones para usar esa noche.

Después de estar lista y satisfecha con el resultado de mi atuendo, miré mi reflejo en el espejo y admiré la belleza del vestido que había elegido para la cena. Era un diseño sencillo pero a la vez muy elegante.

El vestido negro tenía un corte recto y llegaba hasta la altura de mis rodillas, pero la caída de la tela era perfecta y realzaba bellamente todas mis curvas, destacando mi delgada y delicada cintura, pero con caderas redondeadas que se extendían hacia unas piernas largas y esbeltas, algo que me gustaba mucho de mi cuerpo.

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