Book 3: 41

—¿Ya ha vuelto? —preguntó Aliyah, frotándose los ojos para quitarse el sueño. Edward sonrió y se sentó a su lado en la cama. —No, pero está a salvo. —¿Estás segura? —Cien por ciento. No fui a buscarlo porque no percibí ningún peligro a su alrededor. Es el doble de fuerte que antes. —¿Lo es? —Sí, lo noté antes de que se fuera. Ha fusionado sus poderes y eso significa que puede usar cualquiera sin tomar su forma primero. Es imparable. —¿Qué pasa con ese poder? —Eso no lo sé, pero ayer pudo detenerse, estoy segura de que había avanzado con él. No te preocupes, duerme un poco más, vendré a contarte si hay algo nuevo. Aliyah asintió y cerró los ojos, pero agarró su mano cuando se levantó para irse. —Pensé que te había perdido anoche, por favor no vuelvas a hacer eso nunca más. Ella abrió sus ojos ya llenos de lágrimas para mirarlo suplicante.

Edward sonrió suavemente y se sentó de nuevo, colocando su mano sobre la de ella, "él es nuestro hijo, sabía que no me haría daño".

"Pero él no te
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