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Cuanto más habla, más sorprendido estaba Edward de que ella tuviera tanta fe en él. Suspiró y cerró los ojos. “Tengo mucha sed en este momento, tal vez no pueda contenerme, ¿y si…?”

“No lo harás. Además, sólo tienes que llevar lo suficiente como para tener algo de fuerza para cazar. Eres así por mi culpa, es lo menos que puedo hacer”, susurró Aliyah y movió su mano en una pata en el aire, se cortó la muñeca con su garra y luego colocó la muñeca sangrante en sus labios. "Continúa", susurró.

El sabor de su sangre en sus papilas gustativas hizo que los ojos de Edward brillaran más rojos, pero aun así la miró, queriendo estar seguro de que ella quería que él lo hiciera. El olor de su sangre pronto llenó el pequeño espacio de la cueva y le hacía más difícil controlarse. Sus colmillos estaban ansiosos por hundirse en su carne pero todavía estaba luchando, queriendo estar seguro de sí mismo. Una gran parte de él estaba principalmente preocupada de no poder detenerse a tiempo y luego lastim
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