—En general no pasará nada, pero que tenga cuidado, después de todo podrá abortar en cualquier momento.

Beata vomitó más de una hora, por fin se le pasaron un poco las arcadas.

Hasta que la criada limpió la porquería que había vomitado, Ricardo se acercó a la cama y se sentó.

—Beata, has sufrido mucho.

Beata estaba pálida, se tumbaba en la cama y descansaba con los ojos cerrados.

Otras mujeres engordaban durante el embarazo, pero ella adelgazó mucho.

—Mientras pueda dar a luz a un hijo sano, todo merecerá la pena.

Ricardo suspiró, dijo en voz baja: —Si hubiera alguna forma de hacerte sentir mejor.

Beata dijo despacio: —Alguien puede tener una manera.

—¿Quién?

—Natalie López.

—¿Qué? —Ricardo se sorprendió y frunció el ceño: —¿Estás de broma?

—Digo en serio.

Beata abrió los ojos y le miró: —¿Te acuerdas cuando volvió a la familia López? Dijo que no me encontraba bien y me preparó una sopa nutritiva, al principio no le di importancia, pensaba que intentaba complacerme, por eso dijo que es