Antonia miró sorprendida a Leonardo y le dijo: -Has visto la actitud de Natalie y es verdad que no ha hecho tan bueno como Mati, ¿no me puedo quejar?

Leonardo dijo palabra por palabra: -Natalie es mi novia, no tu criada.

Después de decir eso, Leonardo se fue directamente.

Antonia estaba tan enfadada que su cara se puso blanca de rabia.

Al ver que Leonardo ya había abierto la puerta para marcharse, finalmente dijo: -¡Para! ¡Tengo algo que decirte!

Leonardo se giró y la miró inexpresivo, -¿Qué?

Antonia respiró hondo para calmarse y lentamente dijo: -La verdad sobre el accidente de tus tíos, puedes acudir a un hombre llamado Nuño Rámid, él era subordinado de tu padre.

Leonardo dijo con calma: -A Nuño lo he encontrado y lo he traído al país, pero ahora está loco y no podemos preguntarle nada.

-Tenía una hermana que trabajaba como jefa de criadas en nuestra casa, se enfermó hace un año y volvió a su casa a recuperarse, puedes ir con ella, tal vez sepa algo.

Leonardo asintió, -Vale, ya lo sé