Capítulo 417
Aunque Natalie fuera su discípula más favorecida, no podía hacer una excepción.

Natalie guardó silencio unos segundos, cogió la píldora de veneno y se la comió.

Elián suspiró y dijo lentamente: —Si tuvieras saussurea, podría aliviar este dolor, pero ahora tienes que sufrir.

Natalie frunció los labios y dijo: —Es mi opción.

—Vamos a cenar.

Después de cenar, Fermín se llevó a Natalie a un lado y le susurró: —El maestro te habló del castigo, ¿no?

Natalie asintió, —Bueno, estoy bien. El maestro me pidió que moliera la medicina, así que me voy.

Fermín sabía que ella no quería decirle qué era ese castigo, no preguntó más, sino que suspiró.

A las doce de la noche, Natalie sentía dolor mientras dormía, un dolor que parecía surgir de las grietas de sus huesos y le dolía tanto.

Se despertó del dolor, con el cuerpo enroscado como una gamba, y empezó a sudar, mordiéndose el labio inferior para no gemir.

Natalie estuvo a punto de desmayarse en cuanto terminó el dolor que le aplastaba los huesos, pa
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