Capítulo 187
Natalie pensaba que Leonardo era un maniático de la limpieza, pero un día lo vio comerse tranquilamente las alitas de pollo que Josefina le había prendido, mientras él ni siquiera tocaba la comida que ella le había prendido hasta el final, y se dio cuenta de que no era un maniático de la limpieza, sólo le caía mal a ella.

Diez minutos después, Leonardo terminó de comer.

Natalie esperaba impaciente, —¿Puedes soltarme ya?

Esta vez Leonardo no insistió, y directamente le soltó la mano.

Ella se levantó y salió de la oficina, aún molesta, tenía que encontrar la manera de romper con Leonardo.

Fausto la vio y se abalanzó sobre ella.

—Señorita López, Leo no te hizo nada difícil, ¿verdad?

Al ver su indisimulada preocupación, Natalie parecía que era simpático, negó con la cabeza y dijo: —No, hoy fue mi culpa, otro día le invito a cenar.

Fausto sonrió, —¡Entonces me acuerdo, no puedes arrepentirte!

—No lo haré, no te preocupes.

Entre todos los amigos de Leonardo, Fausto era el que mejor la tratab
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