Capítulo 1695
La mujer era como una leona enfurecida, y se abalanzó sobre Fabrizo con las garras abiertas.

Fabrizo inconscientemente esquivó, y la mujer casi cayó al suelo.

Tiana se quedó atónita ante esto, nunca se imaginó que las cosas llegarían tan lejos.

Se sentía culpable, miserable y confusa. No sabía cómo manejar la situación y adónde debía ir.

—¡Dejen de pelear! —Tiana por fin encontró su voz y gritó con fuerza.

Sin embargo, los dos enfadados no pudieron oírla.

La mujer se abalanzó de nuevo sobre Fabrizo, y él no tuvo más remedio que estirar la mano y esquivarla.

La escena era caótica mientras se empujaban en la puerta.

Tiana los miraba con los ojos empañados por las lágrimas.

De repente se sintió graciosa y estúpida.

Pensaba que había encontrado el amor verdadero, pero se metió en una situación tan embarazosa.

Se dio la vuelta para escaparse de este lugar, pero descubrió que sus piernas pesaban como el plomo.

En este momento, Fabrizo se liberó de los enredos de la mujer y caminó rápidamente
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